Alfredo Alemão

 
Una carrera hacia el Cielo, construyendo el Genfest (24 julio 1989 – 18 abril 2012)

Alfredo, joven tímido, tranquilo y sencillo, encuentra la espiritualidad de los Focolares a los 11 años y adhiere a ella. Ve en esta espiritualidad la “posibilidad de darle a Dios a las personas y de mejorar cada día”. Con este objetivo, con otros gen3 –los adolescentes de los Focolares – de Goiania (su ciudad natal, cerca de Brasilia) funda una banda en la que toca la guitarra.

En el transcurso de los años, su sed de infinito lo lleva a donarse más. En el 2008 pasa un año en la Mariápolis Lía, la ciudadela de los Focolares de Argentina; fue un período especial en el que Alfredo estrecha relaciones profundas con muchos jóvenes provenientes de todo el mundo y aprende “como ser un gen dispuesto a todo lo que Dios pide”

Amar al prójimo en cada momento, “hasta dar la vida por él”, ésta era la medida de Alfredo en su relación con los demás, en la familia, con los colegas de agronomía. Dios lo preparaba así al cambio que se le iba a presentar; un período de debilidad, posteriores confirmaciones, un diagnóstico terrible: Alfredo tiene un cáncer irreversible.

Sacudido por un diagnóstico tan dramático, Alfredo busca fortaleza en el Evangelio. Con su novia lo abre de vez en cuando. Encuentran la frase: “Así, les digo, habrá más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de conversión” (Lc 15, 17). Es una señal fuerte para ambos, que los lleva a comprender cómo esa enfermedad serviría para la conversión de muchas personas. Y exclama: «¡la primera conversión es la mía, la nuestra!».

En los 38 días de enfermedad sentirá cada vez más intenso el amor de Dios hacia él y no perderá nunca la sonrisa. Los gen de Brasil lo rodean estrechamente. Después de su primera etapa de quimioterapia, deciden raparse el pelo para demostrarle su unidad, ofrecen las jornadas comprometiéndose a amar a cada prójimo y realizan largos momentos de oración para pedir a Dios que esté cerca de Alfredo. Junto a él rezan por el éxito del inminente Genfest del 2012.

Alfredo afirma: “Durante todo este tiempo que estuve en el hospital la cosa más linda fue sentir la unidad de todos y las oraciones… estoy muy contento por esto y estoy seguro que todo lo que estoy viviendo es por algo más grande”. A pesar de todo, el mal sigue adelante. Alfredo se agrava rápidamente y parte para el Cielo el 18 de abril del 2012. Cumpliría 23 años en julio.

Los gen que lo habían conocido llegan de todas partes. Durante toda la noche anterior al funeral cantan y rezan al lado de su cuerpo y uno de los presentes cuenta: “Es luminoso ver un adiós como éste de ayer. Hablamos de alguien que vivió tan bien, que difundió… belleza. Esta es la elección que él hizo… ¡la elección que los cristianos hacen cada día!».

Alfredo dejó detrás de sí una estela luminosa. Todavía hoy, la cantidad de mensajes que llega a su perfil en las redes sociales es multitudinario, nos muestran cómo su existencia radicada en el amor a Dios y al prójimo son ejemplo para muchísimos jóvenes y adultos.

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