Se celebra hoy en Paraguay los 50 años de la llegada del Movimiento de los Focolares. Los festejos tienen lugar en el Centro Mariápolis “Madre de la humanidad”, en Mariano Roque Alonso. Para la ocasión María Emmaus Voce, recientemente elegida presidente del movimiento por un segundo período hizo llegar un emotivo mensaje:
A la comunidad del Movimiento de los Focolares de Paraguay
Rocca di Papa, 16 de noviembre de 2014
Queridísimos todos y todas de la comunidad de Paraguay
Con gran alegría me uno a ustedes en los festejos por el 50 aniversario de la llegada del Ideal a vuestra querida tierra guaraní, que hoy celebran en el Centro Mariápolis “Madre de la humanidad”.
Nuestro pensamiento se dirige con gratitud a quienes fueron instrumentos de Dios para que así fuera: el Padre Osvaldo Aveiro y Mons. Segundino Nuñez que, regresando de Roma donde habían conocido el Movimiento, acompañaron a un pequeño grupo a Argentina para participar por primera vez de una Mariápolis.
Una fecha inolvidable fue cuando Fiore Ungaro, en noviembre de 1964, visitó la naciente comunidad, haciendo conocer la meditación de Chiara: “Tengo un solo Esposo sobre la tierra, Jesús Crucificado y Abandonado” que se imprimió en los corazones de todos dando un nuevo sentido a sus vidas.
Junto a ustedes agradezco también a Lía Brunet y a Victorio Sabbione, que contribuyeron durante muchos años a la formación degeneraciones que hicieron propia la luz del Ideal.
Sin lugar a dudas, Chiara desde el Cielo estará feliz viendo a vuestra comunidad de hermanos y hermanas que, nacidos de una pequeña semilla, ahora son un trozo de humanidad renovada por el amor recíproco.
En la Asamblea General, que se concluyó hace poco aquí en el Centro de la Obra, surgieron tres palabras: salir, juntos, oportunamente preparados, como caminos para recorrer en estos próximos años para dar nuestra contribución a la realización del testamento de Jesús: “Que todos sean uno”.
Y durante la Audiencia privada, el Papa Francisco nos ha alentado vehementemente a ofrecer el carisma de la unidad para responder a los dolores y a las esperanzas de la humanidad de hoy y a formar “hombres-mundo”, capaces de un amor como el de Jesús.
Vayamos adelante unidos, pidiendo a la “Virgen de los milagros de Caacupé” que nos guíe en este compromiso.
Los saludo a cada uno con todo el corazón,
Emmaus
