El parque del Centro Mariápolis de José C. Paz en esta apacible tarde de fines de enero muestra un paisaje inusitado. Hay grupos en círculos aprovechando la sombra de los árboles. Hablan, hay intercambio. No hace calor porque la lluvia del día anterior trajo alivio y bajaron las altas temperaturas. El silencio contrasta con el ruido de los coches que pasan por la calle.
Hay un grupo de jóvenes, con guitarra, una tablet y cada tanto risas. Son seminaristas y se percibe en ellos el entusiasmo y la alegría. Más allá hay otro grupo en el que se divisan unas cuantas cabelleras emblanquecidas que denotan madurez y mucho camino recorrido: son religiosos de distintas órdenes y comparten sus experiencias. Hay otros grupos todavía, alguno más numeroso que otro, y son los sacerdotes y diáconos permanentes.
En total son 46 que llegaron desde Chile, Uruguay para participar desde el 27 al 30 de enero al Retiro-Encuentro 2015. Entre ellos 29 presbíteros y diáconos permanentes diocesanos, 7 religiosos de varias congregaciones y 10 seminaristas de 5 diócesis.
Una meditación orante sobre textos bíblicos y otra de María Voce -presidente de los Focolares- sobre la Eucaristía como misterio de comunión, seguidos por momentos de reflexión personal, adoración en la capilla y momentos compartidos entre todos en la sala. Junto a la celebración de la Eucaristía fueron los momentos más destacados del tiempo dedicado al Retiro. Para alegría de todos se pudo también seguir en directo desde la catedral de Frascati (Italia) la trasmisión vía Internet de la ceremonia de inicio diocesano de la causa de beatificación de la Sierva de Dios, Chiara Lubich.
Además de espiritualidad, el encuentro incluyó momentos de actualización sobre la vida de la Obra de María, es decir sobre la Asamblea General y la audiencia final con el Papa Francisco en septiembre pasado y momentos de profundización del carisma de la unidad desde la teología.
Los participantes se despidieron con las consignas de las orientaciones surgidas de la Asamblea General para los próximos años: salir (desde la contemplación), en unidad, oportunamente preparados. “Vivir el carisma de Chiara hoy implica conservar y reavivar el don recibido, salir a compartirlo y profundizarlo teológicamente”, afirmaban en las conclusiones.
En el momento de los saludos, uno de ellos expresa: “al ser la primera vez que participaba, vine con muchas expectativas. ¡Todo esto las superó! Realmente estaba Jesús en medio nuestro”.