Jueves Santo: el amor recíproco

 
Chiara Lubich, el 9 de abril de 1998 (Jueves Santo) escribe desde Buenos Aires

Buenos Aires, 9.4.1998

Queridísimos todos de la Obra de María:

¡Hoy es Jueves Santo!
¡Qué concentrado de misterios relacionados con nosotros!
Veámoslo, pero con una particular atención: teniendo presente a María.
Ella nos acompaña en este período.

Jueves Santo = Institución de la Eucaristía ¿Qué habrá experimentado María en ese día?
Habrá tenido en el coarzón -pienso- una alegría inmensa: la inmensa felicidad que le dio haber podido ser instrumento de la venida de Jesús a la tierra, ahora pasaba a la Iglesia que en toda la tierra podrá obrar ese milagro eucarísticamnete.
Como todos ahora María mirará a este planeta tan rico de Su Hijo!

Jueves Santo = institución del Sacerdocio.
¡Los Sacerdotes! ¿Quién más similar a María que un Sacerdote? ¿Quién puede medir su dignidad, su divina posibilidad de volver a traer a Jesús al mundo?

Jueves Santo = El Mandamiento Nuevo: “Amense como yo los he amado”.
Pongan esta palabras en los labios de María y verán como le quedan bien. ¡Cuánto nos ha amado! ¡La Desolada!
Y nos ha amado a cada uno personalmente, porque así hace una madre. Y a todos juntos, como Su familia.

Jueves Santo = testamento di Jesús.
Es el Espíritu Santo que nos une. Pero María le agrega un “algo más”, precisamente porque es Madre y no puede ser más que de ese modo.

Queridísimos:
Volvamos a vivir hoy todos estos tesoros de la Iglesia ciertamente, pero también muy nuestros. ¡Y estemos agradecidos al Cielo!
En la espera, mañana, de decirle a Jesús Abandonado en especial en este período: “Eres tú, Señor, mi único bien”.
Porque con el Sábado Santo, en particular compañía de María, y el día de Pascua, con el esplendor del Resucitado, podamos gritar:
“Que los hombres vean también las buenas obras nuestras y GLORIFIQUEN AL PADRE”.

Teniéndolos a todos en mi corazón

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