Es común que al comienzo de una Mariápolis -convivencia de 3 días donde se trata de poner en práctica el mandamiento del amor recíproco-, se invite a todos a “desenchufarse”, a dejar todo en la puerta de ingreso al lugar donde se realiza. En cambio, es este año, ya en la invitación a la Mariápolis para Buenos Aires y conourbano norte, se proponía: “Conectándonos en 4G”. ¿Había que llevar los celulares? ¿Que después suenan en cualquier lugar y momento con las más extrañas músicas o sonidos a todo volumen y el dueño (o la dueña) comienza una carrera desesperada tratando de desenfundarlo del bolsillo de la campera o de la cartera para apagarlo?

Traslado mi pregunta a Raúl que estuvo en la organización desde el primer momento. “Este año, nos reunimos a principios de año para empezar a tratar de entender por dónde debería pasar el tema de la Mariápolis que haríamos del 23 al 25 de Mayo en O’Higgins. Una idea que fue tomando forma, considerando que estamos en un año electoral y que muchas veces las discusiones y situaciones que se crean están cargadas de conflicto y agresividad hacia quien piensa distinto de nosotros, hasta llegar a evitarnos, aún dentro de la propia familia, pensamos que la idea central podía pasar por el ‘diálogo’”. “El diálogo a todo nivel -acota Iris-, no sólo el interpersonal, sino el que se tiene que dar entre pueblos, países, religiones”.

En efecto, las 410 personas que asistieron se encontraron con que las 4 “G”, no era una nueva tecnología de comunicaciones, sino 4 palabras que pueden contribuir a que el diálogo sea más fluido. “Gentileza”: ser respetuosos y delicados hacia todos, especialmente cuando se tocan temas sensibles, sin evitarlos. “Gratuidad”: establecer relaciones con los demás en forma desinteresada, con el único fin de comprender al otro en su identidad, estableciendo confianza recíproca y dejando que se exprese libremente. “Genialidad”: escuchar “esa voz” (la de la conciencia, o con una visión religiosa la voz del Espíritu Santo), para comprender qué preguntar y qué decir, sin imponer nada y con un lenguaje y con gestos que permitan la comprensión con el otro. “Generosidad”: cuando se establece una relación de confianza y estima con el otro, no tener miedo de donar la luz a los demás, hasta lograr la reciprocidad.

La convivencia siguió su curso con testimonios, breves reflexiones, talleres, mateadas en grupos, algún momento de deporte y el infaltable festival recreativo.

“Y sabés que funcionó”, cuenta Yanina, quien tiene en sus manos trozos de papel escritos con letras distintas y colores variados. “Mirá, estos son los comentarios que nos dejaron los participantes”. Tomamos alguno al azar y leemos: “Fue una experiencia maravillosa, plena de sensaciones agradables de las que el alma tiene necesidad, y también un gran ejercicio de diálogo verdadero”, lo dice Mabel que llegó a la Mariápolis por primera vez.

En cambio Juan, que ya tiene varias de estas convivencias a sus espaldas comenta que “hemos hablado de diálogo, de vaciarnos para escuchar y, justo en la Mariápolis, hablando de política con una persona no me fue bien, es más quedamos mal entre nosotros. Sentí que en mí había algo que no estaba resuelto, que Dios no había llegado a ese ámbito, que tendría que haber cambiado mi actitud. Tal vez habría tenido que repensar mis ideas, porque la única cosa absoluta de es Dios amor. Me propuse de rever todas mis acciónes en función de la unidad. Después me encontré con esa persona y le pedí disculpas y le agradecí porque a través de él descubrí mi error. Nos abrazamos y nos perdonamos”.

“Todas son de este tenor -dice Rubén, que también estuvo en el grupo organizador-. Es increíble como la idea de crear un diálogo con las 4G funcionó y se logró transmitir el espíritu. Creo que fue una experiencia muy edificante, que nos cambió algo dentro, en cada uno. Ahora está en cada uno llevarlo a su ambiente. Pero de eso, te contamos otra vez”, concluye.