“Puentes de unidad” en Traslasierras

 
El primer fin de semana de septiembre se realizó la Mariápolis para Córdoba en Traslasierra. Del Cura Brochero, próximo a su canonización, a la vida del Evangelio en el siglo XXI

“La gracia es como la lluvia que cae y a todos moja…” estas palabras de José Gabriel del Rosario, el “Cura Brochero” sintetizaron la realidad de la Mariápolis que se desarrolló en la zona de traslasierras. Un pueblo que aguarda con emoción la canonización el próximo 16 de octubre en Roma de su Cura gaucho… “Un pastor con olor a ovejas, que se hizo pobre entre los pobres” como ama describirlo el Papa Francisco.

MpolisV Dolores9Este territorio del Movimiento de los Focolares está conformado por comunidades locales vivas donde se ha desarrollado en modo particular el Movimiento Parroquial. Confiamos particularmente estos días a Wilkes Friguerio, voluntario recientemente fallecido, pionero del carisma de la Unidad en estas tierras y padre de dos focolarinos.

La donación, dedicación y esfuerzo de cada miembro era visible y fue el cimiento al clima que impero antes y durante la Mariápolis: clima de familia, de encuentro, de fraternidad, de unidad.

Un signo de estas pujantes comunidades fue la presencia de jóvenes que con su alegría y entusiasmo contagiaron la esperanza y certeza de que el Mundo Unido es posible.

Chiara Lubich misma nos llevó al núcleo de nuestro carisma: “La unidad” y desde allí se fueron desgranando experiencias que actualizaron sus palabras… desde cómo amar al enemigo en el trabajo, cómo hacerse uno en el noviazgo hasta amar con los músculos en la parroquia.

“Es impresionante cómo el carisma nos pone en un contacto vivo y actual con quienes nos han precedido” relató Padre Jorge Frigerio presentando su libro “El arte de amar en el Cura Brochero”. Nos acercó a este santo promotor de la dignidad de su gente, verdadero apóstol y precursor de la inculturación del Evangelio en estos pueblos. Lo descubrimos como uno que supo encarnar el arte de amar en lo cotidiano y con heroicidad.

Una gracia particular fue la presencia de Monseñor Santiago Olivera, Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje, con quien compartimos la misa y un momento de comunión en el almuerzo con todos. Despidiéndose agradeció y expresó que “se sintió realmente en casa”.

Culminando vimos que fueron días de crecimiento y consolidación para todos, los nuevos y los miembros de las distintas comunidades.

“Soy docente y venía cargada de toda la violencia y desconfianza que hay en esta sociedad. Estaba sin esperanza. Ahora siento que me ha vuelto la esperanza de que es posible un mundo unido. Basta empezar uno mismo”.

“Venimos por primera vez. Yo no soy de la Iglesia, pero esto lo podemos vivir todos, se puede aplicar. Me llegó el “amar con los músculos”. Quiero permanecer en contacto.”

“Tuve la impresión de que entraba en un espacio de Dios. El clima, la armonía, la alegría, la disponibilidad. Éramos realmente el pueblo de Chiara y se percibía la densidad del amor, la cantidad de horas-amor puestas en la construcción de cada cosa. Todo esto me da una certeza: vivir así, es posible y esta es una muestra evidente del Reino.”

“Ésta fue una Mariápolis nueva, se percibía al llegar una paz conmovedora, no había apuros, ni personas nerviosas. En lo personal me puso delante de Jesús con la cabeza baja, y pidiendo perdón por tantos desatinos en los últimos tiempos, y con el firme propósito de recomenzar con cada uno. En muchos momentos sentí que la presencia de Jesús en medio nuestro era verdadera y espontánea… Sin duda una experiencia única y bella.”

« Participé con mi marido y mi hija. Me impactó mucho la gente de esta zona, su simplicidad, generosidad. Fue una mariápolis muy particular, como un “amanecer” en mi vida. En casa hay un clima distinto, en el que se siente que cada uno trata de amar al otro en esos momentos que antes eran motivo de desencuentros”

“Lo más hermoso fue volver a casa y constatar que continúa el mismo clima… ayer estábamos tomando mate y el mas pequeño, que siempre se apoderaba de la bandeja de galletitas la tomó y comenzó a servir uno por uno y al final agarró una para él. Luego nos explicó que el Dado de la paz nos enseña a compartir!”

“… al finalizar la Mariápolis, miraba todo y me dije: “es aquí donde quiero estar”. No por el lugar físico sino desde el sentimiento de acogida que significa esta espiritualidad… “Señor hagamos tres carpas”…

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