La iniciativa surge como fruto de un encuentro (que hemos dado en llamar “el C3″, es decir compartir, caminar y crecer) entre miembros de los Focolares de varias generaciones en la ciudad de Bahía Blanca y Punta Alta, en la provincia de Buenos Aires. Luego de escuchar las experiencias del merendero “El Meren” y del centro social “Nuevos Horizontes” sostenido por el proyecto Solidaridad a distancia, a una de nosotras le aleteó el alma y el corazón pensando en sus necesidades, empezó a convocar a otros y nos reunimos un grupo para dar forma al proyecto. La idea fue invitar a la gente a preparar cajas con amigos o familiares, que contengan elementos para merendar y útiles escolares. Hicimos una experiencia de unidad hermosa en el armado del folleto para difundir la idea, ya que lo pensamos juntos y luego alguien hizo un borrador y a partir de ahí cada uno hacía su aporte virtual, hasta que quedó el folleto definitivo. También al empezar la difusión nos llamaron de una radio (Radio Universitaria), porque querían entrevistarnos para conocer más sobre el proyecto y sobre las instituciones a las que iba dirigido. La verdad que fue un regalo poder difundir como nacieron, como trabajan, como se sostienen y más que nada por la posibilidad de difundir la Cultura del Dar. El oyente quizás no prepara la caja, pero frente a la necesidad de alguien cercano se siente contagiado también a intentar hacer algo. Otra cosa impensada que surgió fue que los organizadores del Torneo Nacional de Tenis de mesa, que se iba a realizar en la ciudad y del que participaban personas de 20 provincias, al enterarse por medio de dos mamás de la iniciativa de las cajas, propusieron adherir a la propuesta. Como no cobraban entrada nos cedieron un espacio para difundir el proyecto y poner cajas para recolectar alimentos y nos dieron la posibilidad de difundirlo en la rueda de prensa donde estaban presentes todos los medios de televisión y radios de la ciudad. La recolección se llevó a cabo durante dos fines de semana y lo recolectado fue impensado! (185 litros de leche, 296 paquetes de galletitas, 620 alfajores entre muchas otras cosas)

“La gente venía con cajas repletas y mucha alegría. Se notaba que lo que traían era fruto de un trabajo consciente.las cajas tenían todo lo que pedimos y en cantidad. También pudimos armar una ayuda generosa para una familia que una de nosotras había encontrado en misa y que necesitaba ayuda urgente para sus niños”

“Te conmovía el amor que veías en los detalles (una carturchera con todos los elementos, la carpeta con sus hojas, todo nuevo). Ver todo lo recaudado te hablaba de mucha generosidad, una se conmovía, a otros se le ponía la piel de gallina, fue hermoso.”