Carlos Vila

 
“Sí, estoy dispuesto” (7 de julio de 1944 - 21 de septiembre de 2016)
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Teresa y Carlos

Carlos nació el 7 de julio de 1944. Con Teresa Verando, su esposa, tuvieron dos hijos: Diego y Gustavo que le dieron tres nietos. Trabajó como empleado administrativo en una dependencia de los laboratorios Bagó hasta que se jubiló.

Al recordar a Carlos, es imposible no remontarse a “Santiago Apóstol”, en Lanús Oeste, provincia de Buenos Aires. Una pequeña comunidad parroquial que allá por los años 90 gozaba de un gran equipo de personas, con el Padre Miguel Blanco a la cabeza. Entre ellos ya estaban Carlos y Tere. A medida que fuimos conociéndolo, fuimos descubriendo a una gran persona. El lo primero que respondía era “sí”, ya sea una invitación, algún encuentro, o un pedido de favor, su respuesta era siempre “Sí, estoy dispuesto, después si es voluntad de Dios, Él se encargara de como se den las cosas”.
El servicio, generosidad y donación constante, fueron alguna de sus características, así como la radicalidad con que vivió la economía de comunión, ayudando concretamente a los hermanos que lo necesitaban. Como así también su fidelidad al Movimiento de los Focolares.
Entre algunas de sus actividades: Movimiento Parroquial, Responsable de la Comunidad de Avellaneda-Lanus con Tere, Responsable de Núcleo de los “Voluntarios de Dios” y, hasta días antes de partir, sus conocidas Efemérides diarias, como gesto de amor y servicio a cada uno.

Junto a su núcleo de voluntarios
Junto a su núcleo de voluntarios

El amor incondicional a Tere, a sus hijos, nueras, nietos, amigos o no, fueron natural en Carlos; siempre se hizo uno con todos.
Jamas hizo sentir el peso de algún dolor o problema que podía tener, al contrario como dijo su hijo Diego, siempre le puso el pecho a todo, transformándolo en positivo.

Carlos fue padre, amigo, hermano, siempre encontraba una solución ante alguna duda o problema que le transmitiéramos
Su clásico saludo “Hola pichón” era una de las cosas que nos hacía sentir cobijados a su lado.
Cuando sus hijos decidieron irse a vivir a Lago Puelo, en la provincia de Chubut, Carlos y Tere tomaron la difícil decisión de vender su casa y seguir a sus hijos. Si bien el lugar es un paraíso y estaban rodeados de sus seres más queridos, siempre sintió una profunda nostalgia, por haberse alejado del afecto cotidiano de la otra parte de su familia, y de esta familia sobrenatural que Dios les había regalado.
Después de un tiempo en Lago Puelo, Carlos recibe la noticia que tenía una enfermedad grave que desde el principio enfrentó y aceptó con una gran entereza y serenidad, como era su elección de vida. ¡Y siguió adelante!

Con familiares y amigos en Lago Puelo Chubut)
Con familiares y amigos en Lago Puelo (Chubut)

Hasta que un nuevo rostro de Jesús Abandonado apareció en su vida, a Tere su esposa, le descubren la misma enfermedad, haciendo que también su salud se deteriore día a día. Esta noticia para Carlos fue más dolorosa que su propia enfermedad.
Luego llegó un tratamiento que Carlos debía realizar en Buenos Aires, lo que traía un poco de esperanza frente al difícil panorama. Carlos vivía el momento presente, como si cada día fuera el ultimo.
Esta permanencia en Buenos Aires, fue un buen pretexto, para que todos los que estuvieron cerca de él (acompañándolo al medico, charlas con amigos, cenas, visitas a distintos núcleos de voluntarios), pudiéramos recibir la gracia de su presencia y él la de nuestro cariño.
El último tiempo fue el mas difícil para ellos; si bien estaban juntos, la gravedad de la enfermedad avanzo rápidamente en ambos.
Unos días antes de partir pudo recibir los Sacramentos a través del P. Miguel Blanco, que viajo junto a un voluntario para visitarlo y acompañarlo.
Falleció el 21 de septiembre de 2016.

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