Rafael Gordillo (Rafa)

 
Amor en los detalles (9 de octubre de1950 – 22 de septiembre de 2016)

IMG-20160924-WA0002Rafael Gordillo, Rafa como todos lo llamábamos, era el nombre que Chiara le había propuesto dándole el significado de “raffinare nel’amore”, nació el 9 de octubre de 1950 en Concepción, provincia de Tucumán, Argentina. A los 6 años la familia se traslada a San Fernando del Valle de Catamarca -provincia vecina- donde pasó su infancia y adolescencia. En 1968 va a la Universidad de Córdoba donde en 1972 se recibe de Contador Público Nacional. Luego de un breve período de trabajo en Salta regresa a Concepción donde instala su estudio contable. Allí conoció a Lucrecia con quien se casó en 1977 y tuvieron 5 hijos: Lucre, Aldo, Eugenia, Florencia y Lucas. En enero pasado con gran alegría había recibido a su primera nieta, Emilia.
Apenas casados una voluntaria los invita a un encuentro de familias y sus vidas cambian para siempre. Enseguida forman parte de la comunidad en su ciudad y luego comienza a reunirse con los voluntarios.

En 1990 siente la atractiva del focolar. En una carta a Chiara le dice: “Puedo decir tranquilamente que no concibo la vida de otra manera que no sea ésta, vivida según el Ideal de la unidad… Ya desde hace tiempo que siento una exigencia especial muy dentro mío que me empuja a comprometerme más totalitariamente, todo entero”. En 1994 entra a formar parte del focolar de Tucumán como focolarino casado.

“Era una persona humilde, de esas que construyen el mundo haciendo lo que hay que hacer sin ningún tipo de jactancia -decía un voluntario con quien compartió muchos momentos-. Una persona amable, con la que siempre uno se sentía bien. Un hombre genuinamente pacífico, de sonrisa pronta. Rafael, alguien al que no le interesaba estar por encima de los demás. Alguien de quién no conocimos una queja. Alguien que escuchaba mucho y hablaba poco; siempre calmo y apuntando a comprender, a ayudar, a resolver, a construir. Un padre y un esposo ejemplar. Cada vez que hablaba de sus hijos lo hacía con profundo cariño, con mucho orgullo y alegría por sus logros”.

Todos lo recuerdan como un profesional honesto, ordenado, con una delicadeza tal cuando te atendía, que te hacía sentir realmente escuchado y que estaba todo para vos. Y después, con palabras sencillas, te daba una propuesta que era la solución más conveniente. Reserva con los clientes. Secreto profesional. En silencio ayudaba a todo el mundo. Lo testimonia la superiora de las hermanas dominicas de las que administraba los colegios desde hacía muchos años.

Siempre ordenado, pareciera que tuvo una intuición de su partida. En el último mes puso en orden hasta el último papel en su familia.

Cuando supo del tumor en un riñon compartió sus dudas sobre la operación y cuando, después de algunas consultas con especialistas, decidió operarse no dudó más y fue a ella con mansedumbre. Una operación que se alargó más de ocho horas. Después sobrevino una descompensación cardiovascular. Recibió la santa Unción y media hora después muere de un infarto masivo.

Hasta los últimos días estuvo preparando un encuentro de Economía de Comunión que se haría en Salta, una ciudad a 300 km. de Tucumán y a la que viajó varias veces para no dejar detalles sueltos.

Su palabra de vida era: “Y él murió por todos, a fin de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. (2 Cor 5,15). Siempre fiel a ese llamado le escribía a Chiara en el momento de entrar en focolar: “Comprendí que Dios me llama, sin importarle mi pequeñez, para ser constructor, junto a tí, e todo lo que has visto en tu maravillosa experiencia del Paraíso ‘49. Cada cosa que escucho entra dentro mío y lo siento como una confirmación”.

Gabriela Carral, de Salta, escribe al enterarse de la partida de Rafael el 22 de septiembre de 2016: “Hoy me sorprendió saber que ya no te veremos entre nosotros. No imagino pensar Tucumán sin vos, ni tampoco la comunidad del Focolar. Que regalo me hizo Dios en conocerte compartiendo el Carisma de la Unidad y trabajado juntos para la Congregación de las Hnas. Dominicas que tanto quisiste y serviste con el talento de tu profesión.

En el dolor inmenso que esta mañana nos provocó tu partida, pudimos trasmitir lo que fue una de tus pasiones a casi 300 personas: la Economía de Comunión, con vos estuvimos preparando esta Jornadas que por 1ra. vez se realizan en Salta, la pensamos juntos en Abril, y seguiste los detalles atentos a nuestras consultas. Mañana continuamos y seremos más de cien los que van a conocer su propuesta. Hoy suscitó en muchos la esperanza en un futuro sin exclusión, que pensabas posible.

Estuviste trabajando hasta hace unos días sabiendo el riesgo de lo que te esperaba. Te imagino en la soledad, quizás cuantas cosas pasaron por tu corazón abandonando todo en manos del Padre intuyendo que tal vez llegaba el momento de “emprender tu vuelo” al Paraíso”.

 

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