“Fiesta del encuentro”

 
Aún si con viajes largos pocos días bastan para experimentar juntos la alegría del don recibido con cada palabra del Evangelio. Un don que es para dar a los otros a manos llenas porque una ciudad no basta.

“Una fiesta del encuentro y del reencuentro”, con estas palabras alguien definió el encuentro anual del Movimiento de los focolares organizado por las comunidades de la región de Bahía Blanca y en el que se “autoconvocaron” 9 provincias del sur de la Argentina (La Pampa, Rio Negro, Neuquén, Chubut, Rio Grande, San Luis, Mendoza, Rosario y Buenos Aires) para una “Mariapolis Express”: un día y medio en la Mariapolis Lia, ciudadela del Movimiento, en provincia de Buenos Aires, para enriquecernos de la vida de los habitantes de esa ciudad tan especial y de la vida de muchos que también en otras ciudades tratan de construir día a día espacios de fraternidad. “Una ciudad no basta” fue el titulo que nos inspiraba a seguir invadiendo mas ciudades con el amor del evangelio.

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Fue un programa pensado por un grupo intergeneracional e intervocacional para disfrutar en familia, jóvenes, adultos y chicos, con espacios para compartir sueños, vivencias, crear y fortalecer lazos, reír, jugar y crecer de la mano de otros. Expresión de un pueblo en camino.

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¿Cuales los efectos? La palabra a los participantes:

“Me llevo el disfrute del encuentro”; “estos días me han renovado la vida”; “un fuerte encuentro de familia.. gracias a la reciprocidad en el amor, descubrí luz en muchos aspectos que me resultaban oscuros”; “me voy con mucha paz en mi corazón, con otra manera de ver las cosas, es mi primera vez, y los felicito por poner en práctica realmente esa unidad porque para hacer unidad no solo la tengo que desear yo sino que también tengo que tener del otro lado la respuesta y eso es lo que yo veo en ustedes…esa unidad que intentan individualmente y en común”; “ un reencuentro con Jesús en cada uno de ustedes”; “un ‘pildorón’ que vamos a tener que digerir lentamente”; “yo soy ateo, no creo en Dios, no creo en Jesús, vine acá me encontré rodeado de un montón de gente divina. Rescato esta idea de que a pesar de ser arreligioso, podemos estar todos unidos en esto de hacer el bien por el otro, y trabajar por la paz”.

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¿Y que es lo que se viene?

Nos lo dicen también los mismos “mariapolitas” partiendo de regreso a sus ciudades: “éste es el comienzo de la mariápolis porque cada uno lleva en el corazón lo que hemos recogido acá: amor a los demás; repartamos este amor con nuestros vecinos en las ciudades donde vivimos y demos la palabra de amor a Dios… este no es el final…es el comienzo.”; “los que tratamos de construir la unidad somos personas que a veces nos equivocamos entonces ahora volviendo a nuestras casas…podemos intentar buscar la unidad en la familia, en el trabajo, en la cursada, en donde estemos y si nos equivocamos, si nos inunda el mal humor podemos recomenzar y volver a intentar construir esa unidad.”; “Espero llevar esto a mi pueblo, esta espiritualidad que volví a encontrar tan fuerte… llevarla a mis alumnos, a mis hijos, a mi familia, a mis jóvenes de confirmación, allá en ese pueblo cordillerano donde estamos a veces solos.”; “Hay que vivir por una pasión, sino la vida no tiene sentido”.

Una ciudad no basta… porque ahora en muchas ciudades más hay personas que en este momento se están jugando para construir allí donde están nuevos espacios de fraternidad.

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