Con “la cultura del dar” en la sangre

 
Germán Jorge, empresario de Economía de Comunión de Paraná, Entre Ríos, Argentina, nos cuenta sus impresiones luego de una semana en Lima, Perú (5 al 13 de noviembre 2016), para capacitar a los integrantes de un proyecto en beneficio de los niños de la calle y en el que convergen distintas organizaciones de América Latina y Europa.

lima01A las afueras de Lima, se encuentra el distrito que toma su nombre del santuario preincaico erigido al dios Pachacamac que significa “creador de la tierra”. Hasta allí llegamos un heterodoxo grupo (algunos ni siquiera nos conocíamos en persona, solo por las conferencias Skype preparatorias al viaje), con el propósito de poner en marca una actividad productiva, basada en los prácticas de Economía de Comunión, cuyos beneficios logren mantener un centro de rehabilitación de niñas y niños rescatados de la calle con problemas de drogadicción.

Marilú
Marilú

Instituto Mundo Libre, es hoy el único centro que en Perú realiza esta tarea y ha sido premiado internacionalmente varias veces por la seriedad en el trabajo que desempeña, tiene capacidad para más de 100 niños, pero hoy son unos 40, por falta de recursos (por ejemplo, es necesario un psicólogo cada 4 niños). Marilú, su fundadora, una persona portadora de un espíritu vivaz y una rica cultura (herencia de los distintos países en los que ha vivido con su padre y su esposo en función de embajadores) ha dedicado 32 años de su vida con este objetivo, canalizando sus grandes recursos relacionales ha logrado mantenerlo hasta hoy. Su gran preocupación, como así también la de las personas que allí trabajan es la sustentabilidad.

lima05Un desafío común en la Obras Sociales, a las cuales cada vez se les hace más difícil sobrevivir del altruismo o la cooperación internacional, y en el cual la Economía de Comunión tiene mucho por aportar.

En Instituto Mundo Libre uno de los talleres es la producción de “Chocotejas” (un bombón típico peruano de chocolate relleno con dulce de leche y frutas), sobre esta base estamos trabajando un plan de negocios hasta fines de 2017 junto a Solidarpole, asociación que promueve los distintos modelos de Social Business y cuyos voluntarios aportan sus conocimientos profesionales específicos derivados de sus trabajos en importantes firmas (como Ferrero Rocher y BNP Paribas) y ha propuesto el modelo de la Economía de Comunión para este proyecto y con AMU Luxemburgo, quien aporta los fondos con los que se ha remodelado el galpón y se han comprado las máquinas.

Los valiosos recursos con los que se cuenta (las relaciones de Marilú, el aporte de AMU y el estado de Luxemburgo, el invaluable asesoramiento de los especialistas voluntarios de Solidarpole, en chocolate, packaging, finanzas y el compromiso de personas involucradas y allegadas a la institución que están trabajando en el proyecto) necesitan coordinarse y este es el gran desafío en el cual debemos dar nuestro específico aporte, la comunión. Pero la comunión no se “implementa”; se “genera”, como respuesta a un primer acto de gratuidad. Es lo que intentamos hacer con cada uno de los que encontramos la semana que transcurrimos en Lima.

Marilú, mostrándome desde el auto las ruinas de Pachacamac me contaba que allí llego Pizarro con su armadura y su caballo, para llevarse el Tótem de Pachacamac. Los indígenas que no conocían los caballos, desmoralizados por la pérdida de su dios, no han opuesto resistencia, pensando que estos españoles eran dioses que llegaban a tomar el lugar del suyo.

lima04Aunque a veces no se vea a simple vista, la historia deja rasgos culturales y ha sido un esfuerzo durante esta semana poder dar el espacio para que todos puedan expresarse. Un esfuerzo en el que los europeos o “descendientes de” tenemos que aprender a no invadir, a no colonizar, con nuestros conocimientos, sino a donarlos; y en el que las personas del lugar deben aprender a expresarse y dar de sí, y no solo obedecer. Pero creo que con el transcurrir de los días, y basándonos en las relaciones personales que fueron madurando, hemos comenzado a construir juntos.

La capacitación en EdC que desarrollamos en estos días, sobre las “Líneas para conducir una empresa”, nos ha ayudado concretamente a trabajar poniendo a la persona como centro de la actividad económica, sin por ello desatender la necesaria profesionalidad y eficiencia para lograr los objetivos propuestos. Un difícil equilibrio que necesita atención y continuas correcciones. Desde Instituto Mundo Libre nos dicen que ellos ya son EdC, que lo vivían sin saberlo y que quieren proponerla no solo a sus trabajadores, sino también formar a los chicos: es nuestro desafío 2017.

Antes de volver, les dejé el dinero para comprar una quena de regalo a cada niño, porque me dijeron que a todos les gustaba tocar, les pedí que al entregárselas les enseñasen que ellos no solo están hechos para recibir, sino también para dar y que podían, por ejemplo, dar su música a los demás.

lima08Esta última foto me la mando Olinda, que trabaja en Instituto Mundo Libre y me escribe: “Ella es Nicole, debe tener unos tres añitos, con su mamá vende caramelos en la calle, yo siempre les dejo un sol y tomo un caramelito. Hoy la encontré solita porque su mamá se fue al baño, cuando le quise dejar un sol me dijo: no vendo, no vendo. Supongo porque no sabía dar el vuelto, así que le dije que le dejaba el sol y mañana tomaba el caramelito y me regalo esta sonrisa”.

Hay una raza de caballos peruanos que tienen un característico paso en círculos que les permite andar sobre la arena de esta zona desértica. Cuando los caballos llegaron al Perú debieron desarrollar esta habilidad, sin embargo, hoy, 500 años después, esa raza nace sabiendo hacer ese paso.

Me parece que nosotros somos como aquellos caballos: hacemos un gran esfuerzo para vivir la comunión, la cultura del dar; pero, si desarrollamos esa habilidad, nacerán personas que la traerán en la sangre, se hará realmente “Cultura”, dando la posibilidad a la Economía de Comunión de cambiar el mundo.

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