Algunos manteles estaban un poco torcidos y algunas cintas estaban un poco chuecas, pero esta vez la perfección estaba en los intentos y en la armonía de la unidad que vivimos en la nueva versión de la cita anual de los Jóvenes por un Mundo Unido de Santiago de Chile: la navidad en la calle.
Este año quisimos avanzar más en la dirección de la reciprocidad y nos propusimos que fuera no tanto una navidad “PARA” los amigos que viven en situación de calle, si no “CON” ellos. Con el Ideal de unidad que Chiara Lubich nos ha dejado, queríamos ofrecer a muchos la oportunidad de ser parte y de vivir esta Navidad como protagonistas, y no como meros receptores de nuestra fraternidad.
Durante los últimos años habíamos ido construyendo una relación cada vez más cercana con muchos de los amigos que visitamos mensualmente en las hospederías del barrio popular de Yungay. Así, ya desde las semanas previas a esta Navidad, comenzamos a invitarlos a participar activamente en distintas comisiones y en el show mismo del evento. Si bien no era siempre fácil involucrar a quienes nuestra sociedad ha ido dejando en los bordes, cada vez más invisibles, las ganas no faltaban.
El día 25 de diciembre fue sorprendente verlos a varios amigos de las hospederías muy compenetrados y responsables de cada detalle, preparando y sirviendo las mesas, queriendo que todo funcionara al 100%. Antes de comenzar todos juntos habíamos preparado el alma compartiendo pensamientos sobre la Navidad de dos grandes, Chiara Lubich y Papa Francisco. No había diferencias entre nosotros, en nuestros compromisos y deseos compartidos. Juegos, canciones, una comida hecha al más alto nivel, todo hablaba de la fiesta por el nacimiento de Alguien fuera de serie.
Si bien éramos unos 200, el diálogo que se generó en muchas mesas parecía el diálogo de la intimidad de un hogar, genuino y sincero. Hasta el “desparramado” amigo de la calle que cantaba parecía un gran artista y supo entregar lo suyo con dignidad y calidad.
Uno de nuestros amigos de la hospedería, Rodrigo, antes de irse dijo emocionado algo que pareció resumir el sentir de muchos “he venido muchas veces a estos eventos, pero este año fue distinto y quiero agradecer porque ustedes fueron uno más de nosotros, nos sentimos más iguales y más unidos”.
Cuando empezamos los preparativos, nos habían llegado las palabras de Jesús Morán (copresidente de los Focolares que fue responsable del Movimiento en Chile y Bolivia) en el último congreso gen donde decía más o menos que las acciones que realizamos no las hacemos con la finalidad de hacer una acción social, sino para que todos sean uno.
En un país como el nuestro, atravesado por muchas inequidades, sentimos una felicidad especial al ver esta semilla más encaminada en esa dirección. ¡Esto recién empieza!
