El camino de acompañamiento a un preso

 
Susana, con su esposo José, visitando la cárcel conocieron a Santiago y no lo abandonaron, aún en los momentos más difíciles, asumiendo riesgos y con la enorme alegría que da amar desinteresadamente a un hermano.

En marzo de 2013, después de una misa de domingo un grupito de personas nos encontrábamos conversando con el sacerdote de la parroquia. El párroco comenta que debía ir a Saavedra a celebrar una misa en la Unidad Penitenciaria.

Mi comentario fue: ¡qué hermosa experiencia!, para mí es materia pendiente porque hasta hoy nunca visité a internos. Tuve la respuesta de inmediato porque había un matrimonio que visitaba a un interno y me podía sumar. Y así fue, como junto a Patricia y Gabriel, concurrimos al Penal de Villa Floresta, a 30 km. de Bahía Blanca, a visitar a un “muchacho” que no recibía visitas de su familia.

carcelÍbamos todos los sábados, estaba cumpliendo una pena por lesiones graves, su pareja y madre de sus dos hijas, lo visitó al principio y en unos meses abandonó todo, a él y también a sus pequeñas nenas.

Su madre lo hacía a veces y sus abuelos no podían porque esta situación les causaba mucho dolor. Para el Movimiento de los Focolares el lema del año era el “amor al hermano”. Este muchacho estaba solo, padre de dos nenas, a quienes también las llevábamos a las visitas. En ese momento una tenía un año y la otra 3.

Programar las visitas era un tema difícil, las nenas vivían en la casa de la abuela materna, su mamá ya las había abandonado y estaba con otra pareja. Para asegurarnos de que las nenas estén para la visita, yo me las buscaba el viernes por la noche, dormían en casa para salir el sábado temprano.

Y así lo hicimos durante el año 2013-2014, también se sumaron una hermana canossiana, madre Bambina, un sacerdote, Padre Tomás, y colaboraban con esto, porque además de la visita, compartir mates, charlar, contener, también llevábamos mercadería para depositar según los horarios del servicio penitenciario.

Fue un tiempo de esfuerzo, sacrificio todo por amor a un hermano, apostando que esta persona al egresar comenzaría una nueva vida, junto a sus pequeñas hijas que estaban sufriendo la pérdida de sus padres.

A todos se nos hacía bastante difícil la contención, Santiago estaba muy enojado con la vida, en la oscuridad del penal tuvo muchos problemas, robos de sus compañeros, peleas, castigos, intento de violación, a veces se comunicaba telefónicamente para decir que terminaba con su vida. Y esto era muy duro, a la vez difícil de encontrar palabras reparadoras, esperanzadoras.

¡Cuánto sufrimiento, dolor para todos! Abuelos, hijos, nosotros, él mismo. ¡Cuánta oscuridad! ¿Qué nos pedía el Señor?

Sumado a toda esta carga, también pesaba la económica, las nenas crecen y necesitaban alimento, leche, pañales, ropa, pero gracias a Dios la providencia estaba, gente de la comunidad que donaba algo para cubrir estas necesidades. También para Santiago, quien a veces se quedaba con lo puesto, y era un volver a empezaren en el penal.

Yo, al igual que el grupo que visitábamos a Santiago, estaba convencida de continuar con las visitas y este compromiso, a pesar de que muchos decían si valdría la pena. Lo que dábamos era amor puro, y no otra cosa. ¿Y por qué no? Para nosotros era encontrarnos con Jesús abandonado.

Y así paso el 2013, Navidad, Fin de Año en el Penal. Comenzó el 2014, y todo seguía de la misma manera, conversábamos para que estudie, trabaje, haga deportes, pero no había eco.

Gracias a una gestión realizada por los bisabuelos, las nenas ingresaron en una guardería municipal y Jardín de Infantes. Para ellas esto fue muy beneficioso, porque pasaron momentos muy lindos, le festejamos sus cumples, día del niño, actos y mucho más.

Yo las buscaba todos los días en la casa de la abuela que las cuidaba y lo mismo al regreso, también colaboré con ella, en trámites médicos por su salud, turnos, y otras gestiones, En su casa le organice las ropas de las nenas, lavé y acondicioné ropa de las nenas que estaban guardadas en bolsas sucias y en mal estado. Esta abuela un día se enfermó, y las nenas estuvieron al cuidado nuestro un fin de semana. En este momento nadie de la familia se podía hacer cargo. Concurrimos al Juzgado de paz y expusimos la situación, fue presentado el caso al Servicio Local, y lamentablemente o para bien, las nenas fueron ubicadas en la Casa del Niño, hasta que una tía se presentó y mediante una medida de abrigo se hizo cargo y egresaron con ella.

Otro momento de mucho dolor, los bisabuelos enojados, Santiago también. Pero fue dar el paso, y continuar visitándolo y llevarle las nenas, demostrándole que no había rencores y que esto pasó porque las nenas estaban muy desprotegidas.

Lidiábamos con el temor que la mamá de las nenas o una de las abuelas que estaban disconformes con que nos metamos, hicieran alguna denuncia de abuso o que nos pasara algún accidente tanto cuando teníamos las nenas en casa o cuando las trasladábamos en nuestro automóvil, ya que fueron muchos los viajes.

Los problemas en la cárcel continuaban, por agosto de 2014, Santiago tuvo algo con otro compañero, y fue a celdas de castigo, eligió estar allí y vivió 5 meses en esa oscuridad, solo, en un cuartito con una cama de cemento, y un sanitario, la comida se la pasaban por la ventana de la puerta. A diario un guardia lo sacaba para su ducha y nuevamente a su celda.

Nosotros continuábamos con las visitas, charlábamos mucho, y con este panorama nos dábamos cuenta que sus pedidos para beneficios, eran rechazados por su conducta.

En setiembre, se sumó a las visitas una chica joven, son las cosas de Dios, a través de estas redes sociales, celulares y por otra amiga llego a él.

Belén, además de visitarlo los sábados, iba también en la semana, Y así continuó; se sucedió otra Navidad y Fin de año en Floresta.

Obra-4-Carcel-SaavedraLos primeros días de enero de 2015, precisamente el 5, fue trasladado a la Unidad Penitencial de Saavedra, a 130 km de distancia, Santiago me llamó y avisó de esto, quería volver a Floresta, por la cercanía. Le prometimos que igualmente lo visitaríamos allí. Y así fue, fuimos con el abuelo, y no con la frecuencia de Floresta, pero cada 15 – 20 días, íbamos. También le llevábamos a las nenas, Belén continuó yendo, y a veces iba 2 ó 3 días en la semana.

Estuvo en Pabellón de Evangélicos, debía orar todos los días, pero estaba tranquilo, convivía con otros internos, trabajaba, primero en panadería, y luego cortando el pasto en el predio del penal.

El informe de conducta cambió totalmente, y de mal concepto en Floresta, tuvo 9 en Saavedra.

Felizmente el 18 de junio de 2015 es llevado a Tribunales donde le informan que sale con libertad condicional, el abuelo me avisa de inmediato, y esa tarde lo buscamos, llorábamos de alegría, sabíamos que los informes eran buenos, pero no nos imaginábamos de la salida. Lo recibimos con un asadito junto a Belén, las nenas, el hijo de Belén, los abuelos, Patricia, Gabriel, sus hijas, madre Bambina, nuestra hija y nosotros, Susana y José.

Santiago tuvo su mejor regalo en el día del Padre, junto a sus hijas. Y para él comenzó una vida nueva junto a Belén y sus hijos no exenta de inconvenientes y privaciones por lo que los seguimos ayudando monetariamente, con presencia y orientación.

A veces no entendemos los caminos pero Dios se ocupa de ellos, nos ama inmensamente. Y convencida que el amor todo lo puede, porque Belén también apostó y a mucho, junto a su hijo.

Hoy están todos en casa de Belén, en Grünbein, las nenas siguen yendo a Jardín, por razones de distancia concurren a uno en Bahía Blanca, el hijo de Belén a la escuela, y ellos trabajan.

Nosotros, se entiende por José y Susana, continuamos visitándolos, apuntalándolos en cuanto a sus necesidades. Son nuestros hijos del corazón, junto a las nenas y Thiago.

En esto no estoy sola sino también mi esposo José, quien me apoyó totalmente con Santiago, las nenas, llevándome a Saavedra, un amor incondicional ¡y qué bien nos sentimos de todo esto!!!, a veces muy cansados, pero con un corazón dilatado por este amor entregado. Y también muchos de la comunidad que nos apoyan y ayudan constantemente.

Siempre tuve presente este pasaje del Evangelio: “porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, estaba de paso y me alojaron, desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, preso y me vinieron a ver”.

Susana (Punta Alta, Buenos Aires, Argentina)

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