Medio siglo de historia de los Focolares en Chile

 
El 2017 marca los 50 años de la llegada del primer focolar a Chile. En varias ciudades del País comenzaron las celebraciones que se extenderán, con distintas actividades y actos, a lo largo del presente año.
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Mons. Valdes

En un cálido y alegre ambiente de familia han tenido lugar distintas celebraciones a lo largo del país que dieron inicio a los festejos de los 50 años de la Obra de María en Chile, más conocido como Movimiento de los Focolares.

Mons. Francisco Valdes Subercaseaux, quien había conocido el Movimiento en Roma en ocasión del Concilio Vaticano II, impactado por su encuentro personal con la figura de Chiara Lubich, le pide la apertura de la primera comunidad del Focolar. Veía en esta espiritualidad, una respuesta a las necesidades de unidad de nuestro país. Así tres focolarinas se establecen en Osorno, su diócesis, en 1967.

Este año de “Jubileo” -como hemos querido llamarlo- se inició con la Misa de acción de gracias por la vida de Chiara Lubich, en ocasión del 9° aniversario de su partida al Cielo, en diversas ciudades del país (Concepción, Laja, Cunaco, Viña del Mar, San Felipe, Santiago).

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Mons. Duarte, Obispo de Viña del Mar, durante la celebración en esa ciudad.

La Misa en Viña fue presidida por el obispo de Valparaíso, mons. Gonzalo Duarte, en la capilla donde se generó la primera comunidad de esa región.

La solemne Eucaristía de Santiago fue presidida por el Cardenal Ricardo Ezzati Andrello, arzobispo de la ciudad, presentes más de 300 personas, personalidades de diversas iglesias y otros credos.

Muy sentidas las palabras del Cardenal que nos invitó a “asumir la responsabilidad del don que el Espíritu Santo ha hecho a la Iglesia”. Y agregó: “un carisma es siempre un don del Espíritu encarnado en su fundador, que éste le transmite a sus discípulos, para que lo hagan crecer en el seno de la Iglesia… Hoy el carisma
de los Focolares, de la obra de María, está en ustedes”
.

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El sacerdote de la Iglesia ortodoxa rusa de Concepción dijo: “Cuando veo uno de ustedes, veo el encuentro entre Athenágoras y Pablo VI, un momento en el que ambos anularon las mutuas excomuniones, y en medio de ellos, una mujer que hizo de puente: Chiara Lubich”.
Pastor iglesia luterana-Stgob
El Pastor de Iglesia evangélica luterana en Santiago, que estaba entre los asistentes a la Misa celebrada por el Cardenal, en Santiago, expresó: “esperamos que en un futuro no muy lejano podamos compartir la misma mesa, celebrando todos juntos”.

 

El Centro del Movimiento de los Focolares, que tiene sede en Roma, se hizo presente a través de los consejeros Gabriela Melo y Augusto Parody, como también los delegados del Cono Sur, quienes con gran cariño vinieron a acompañarnos en esta fiesta.

Significativa la reseña leída por Lucía Gutiérrez, primera focolarina chilena y Juan Ortiz, primer focolarino sacerdote del país. Una familia dio un bello testimonio de los muchos frutos del Movimiento Familias Nuevas, que este año también festeja el cincuentenario de su nacimiento a nivel mundial: reconciliación en los matrimonios y acompañamiento a quienes pasan situaciones de conflicto y de dolor, privilegiando aquellas donde el rostro de Jesús Abandonado se hace presente hoy.

Momentos de gran alegría, de emotivos abrazos de reencuentros -y no pocos de más de 30 años-, de profunda emoción y principalmente de muchísima gratitud hacia Chiara y todas las personas de la Obra de María que han estado y que han dado la vida para los que hoy podemos cantar: ¡Felices 50 años Obra de María en Chile!

monseComo broche de oro hemos recibido un hermoso mensaje de Emmaus Voce (presidenta de los Focolares) que marca nuestra historia futura: “… Alentados por la herencia que Chiara nos deja, sostenidos por el siervo de Dios Monseñor Valdés, y por todos los que llegaron a la Mariapolis celestial, continuamos la divina aventura de nuestro Santo viaje, seguros que no nos faltarán nunca las gracias necesarias. (….) Repetiría con Chiara: “Dios quiere que nosotros antes que nada … suscitemos por todas partes células vivas, con Cristo en medio nuestro, siempre más ardientes, siempre más numerosas, para alimentar un incendio de amor de Dios en la Iglesia y en la sociedad”.

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