Con los Jóvenes por un mundo unido nos preguntábamos qué hacer para reforzar nuestra propuesta y el mensaje de paz, en un momento en que la violencia era tapa de los diarios, sobre todo por los catastrófico enfrentamientos ocurridos en el último clásico entre Peñarol y Nacional.
Así organizamos el primer Campeonato Interreligioso de Fútbol 5, también pensando en acercar a más jóvenes a la experiencia del diálogo interreligioso. Los pilares del campeonato fueron la honestidad, el juego limpio y el tercer tiempo, una dinámica común en el rugby a nivel internacional que estamos aplicando para promover la confraternización entre los equipos después de los partidos. Además, dado que participarían jóvenes de distintas religiones, pedimos a los cuadros que contaran algo de su vivencia de fe y de su cultura. Presentamos la propuesta a diferentes comunidades religiosas y nos encontramos con ciertos inconvenientes. Algunas no pudieron por causa de las fechas (a fin de año sabemos que es complicado…) y también constatamos que no todos tenían la apertura al diálogo que esperábamos. No se trataba de una invitación a la que la gente estuviera acostumbrada en Uruguay -lo sabíamos. Nos alegró entonces recibir las felicitaciones de la Confraternidad Judeo-Cristiana.
Después de varias semanas de intensa difusión logramos la participación de tres comunidades católicas (dominicos, Movimiento de los Focolares y parroquia de Belén) y un equipo de la colectividad judía. El 18 de diciembre, abrió el evento el pastor de la Iglesia Metodista, Diego Frisch con un discurso alentador. La jornada se desarrolló en un clima de unidad y fraternidad, con mucho diálogo entre los jóvenes y juego limpio.
Una cadena de supermercados ofreció un sabroso asado que sirvió para festejar por adelantado el Janucá judío y la Navidad. Lo recaudado fue a beneficio de una cena navideña que queríamos ofrecer a personas en situación de calle. Nos llegaron comentarios de algunos de los participantes del campeonato, que compartimos: Marcelo (colectividad judía): “Cuando me llegó la noticia de este campeonato, me sorprendió. No entendía muy bien a qué se refería, si solo podía jugar gente que pertenecía a una religión, si los cuadros iban a estar mezclados entre las personas con distintas creencias… Varias cuestiones pasaban por mi mente ya que yo no tomo al judaísmo como mi religión sino como mi cultura y parte de mi identidad. Pero cuando
recibí una llamada de invitación, entendí el planteamiento del campeonato como ‘intercultural’: cada cuadro representaba a su religión, cultura, pueblo… y no necesariamente todos tenían que compartir una ‘fe’. Me interesó la idea y decidí participar. En el campeonato me sentí muy cómodo. La idea del tercer tiempo me parece buenísima. Se puede hablar de las distintas costumbres que tiene cada uno en sus diferentes entornos, y poder entendernos mejor tanto nosotros como nuestros dilemas, sin prejuicios. Espero que se repita”.
Esteban (parroquia de Belén), muy contento, resaltó el fair play y las palabras del pastor y manifestó: “Ojalá que en el 2017 se pueda repetir más de una
vez y que se sumen más equipos”.
Andrés (Focolares): “A pesar de que había un árbitro que tenía la última palabra, los organizadores nos incentivaban a que fuéramos nosotros los que cobráramos las faltas honestamente, para generar un mejor juego limpio entre todos. Y se notó la diferencia, hubo muy pocas faltas. Me gustó especialmente compartir con el equipo judío, cuya cultura conocía muy poco”.
Sebastian (dominicos): “La palabra que representa al equipo es ‘gracias’. Disfrutamos del fútbol y del aprendizaje que nos dejaron los partidos. Aprendimos a respetar, a ser sinceros y, sobre todo, a ser compañeros con los rivales. Disfrutamos mucho conocer nuevas personas y nuevas religiones, es algo nuevo lo del tercer tiempo y es una idea increíble. Ojalá un día pueda ser normal, porque nos recuerda que el que tengo enfrente sólo es mi
rival en la cancha y que afuera puede ser mi compañero y hasta mi amigo. También estamos felices por ser campeones”.
(De Ciudad Nueva, Uruguay-Paraguay, Abril 2017)