La más hermosa familia

 
Gerardo Campo, 90 años, casi 50 como voluntario de los Focolares nos regala su experiencia de inmigrante y comprometido con la vida del evangelio.

OH2017_081350 hombres que desde los 30 escalan hasta los 90. Llegaron de distintos lugares del Cono Sur recorriendo kilómetros en distintos medios. Los hay de Chile, Uruguay, Paraguay y Argentina… no es difícil identificarlos por la tonada, pero no se advierten diferencias. Son “Voluntarios de Dios”, que libremente abrazan el carisma de la unidad y están en primera línea entre los miembros de los focolares. Prepararon con mucha anticipación este congreso que está llegando a su fin. Y precisamente Pablo, el delegado del Cono Sur, a quien no se escuchó en todo el encuentro, es quien conduce este momento micrófono en mano. Propone hacer un reconocimiento a aquellos que están desde la primera hora. Por eso, entre todos, llama a Gerardo Campo quien dice unas palabras pero la emoción no le permite continuar, entonces es el mismo Pablo quien lee lo que Gerardo preparó:

OH2017_413“Me llamo Gerardo, acabo de cumplir mis noventa años. Nací en un pequeño pueblo de Cantabria, en el norte de España, en una familia católica de una profunda fe. LLegué a la Argentina en el año 1953 con mi esposa Adelina, una hija pequeña, Perla y un hijo en camino, Carlos. Acá nos estaba esperando la familia de Adelina que había viajado antes, mis padres y hermanos quedaron en el pueblo. Veníamos de una experiencia muy dura como fue la guerra civil española y los primeros años fueron difíciles, como lo es para todo inmigrante y si bien sentimos la acogida de este país, la nostalgia de nuestra tierra era grande… trabajé en lo que se presentaba hasta que me especialicé como plomero y gasista, oficio que desempeñé hasta que me jubilé.

En el año 1968, se creó una Parroquia cerca de casa, La Exaltación de la Santa Cruz, en Avellaneda (provincia de Buenos Aires) y con Adelina asumimos un compromiso en distintos aspectos de la vida de la Parroquia: durante 20 años fui ministro de la Eucaristía llevando a Jesús a enfermos y ancianos.

A través del Padre Lombardi, nuestro párroco, conocimos el Movimiento: en el año 1971 nos invitó a participar de una Mariápolis en Embalse, Córdoba; en aquellos años se hacía una única Mariápolis para toda nuestra zona. ¡Desde entonces, no me perdí una! Mi encuentro con el Carisma fue pasar de una fe, sí, profunda, pero que quizás se limitaba a las prácticas religiosas, a ir a Misa… una vida cristiana individual… a encontrarme con una comunidad viva que se comprometía a vivir el evangelio en la sociedad y ¡yo podía ser parte de esta comunidad!. A mí, los Focolares, me dieron una apertura extraordinaria: desde un pueblito de España a toda la Iglesia, a todos los horizontes de la humanidad, al “Que todos sean Uno”. Y es en este contexto que sentí mi vocación a Voluntario de Dios.

OH2017_077Enseguida me puse al servicio del Movimiento con lo que sabía hacer: la plomería. Primero, haciendo algunos trabajitos en los focolares de Buenos Aires, luego en los dos focolares de Avellaneda. También puse mi granito de arena en la construcción de Villa Blanca, en la Mariápolis, me acuerdo cuando venía desde Buenos Aires a instalar los baños de la casita Unidad.

Ahora, por la edad, no puedo hacer este servicio, ni participar a todas las actividades como quisiera, como hice siempre. Mi vida ahora es el núcleo, la vida de Jesús en medio con mis compañeros, de los cuales experimento tanto amor; siempre dispuestos a buscarme y traerme en coche, a mantenerme siempre informado. Es experimentar que realmente somos una familia, ¡la más hermosa! Lo constaté, una vez más, en el cumple de mis 90: ¡cuánto amor de parte de todos!

Como les decía, ahora, mi día a día es muy simple, eso sí, dando un espacio muy importante a la unión con Dios. Con Adelina rezamos juntos, hacemos meditación, sobre todo con el Evangelio, y el rosario donde están presentes todos ustedes con sus necesidades, dolores… ¡donde está presente el Movimiento entero!

Gracias, y cuenten siempre con mi más estrecha unidad para ser los Voluntarios de Dios según el corazón de Chiara.”

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