El viernes 24 de noviembre de 2017, a las 9 de la mañana, un grupo de 16 jóvenes se dieron cita en el Monumento al Gral Guemes, de la ciudad de Salta, con sus bolsos/ mochilas y equipo de mate, para comenzar un viaje de 3 días… para construir puentes de diálogo con las/os que nos encontremos en el camino (aunque de momento no se entendiera muy bien qué podía significar eso…). Para muchos fue la primera vez en recorrer los valles calchaquíes, atravesando valles y montañas de las provincias de Salta, Catamarca y Tucumán… para casi todos fue la primera vez en entrar a una sinagoga o hablar con un monje budista. Para todas/os fue una experiencia distinta… dejar los caminos acostumbrados para encontrarse con algo nuevo.
¿El objetivo? Conocer otras comunidades cristianas, religiones y pueblos indígenas a partir de las visitas a templos y comunidades del norte argentino; afianzar los contactos y los lazos con otras comunidades e instituciones y promover la fraternidad.
¿El mayor desafío desde el principio? Conocernos y establecer esos lazos de fraternidad entre nosotros, provenientes de distintas instituciones, e incluso localidades: cuatro jóvenes llegaron de Tartagal, norte de la provincia de Salta, pertenecientes a comunidades indígenas wichís y guaraníes; otro joven desde Córdoba, otros tantos de la ciudad de Salta: del Movimiento Palestra, del Instituto Tavella de Ciencias Sagradas, del Movimiento de los Focolares o incluso sin ninguna afiliación religiosa.
¿Con quiénes nos encontramos? El primer día visitamos a Margarita y su equipo, del Proyecto Tinku Kamayu- Mujeres indígenas en Santa María de Catamarca.
Al día siguiente, emprendimos viaje a la ciudad de San Miguel de Tucumán: por la mañana nos recibieron los monjes del Templo Budista Hanmaum Seonwon. Por la tarde, nos encontramos con la comunidad de jóvenes de la Iglesia Anglicana “La gracia” y a la noche visitamos la Kheilá conservadora (comunidad judía). Fue un día intenso, también de muchas emociones.
A la mañana siguiente visitamos la Iglesia “Don Bosco” de los salesianos y participamos de la misa en el día de Cristo Rey. Por la tarde emprendimos el regreso a la ciudad de Salta, haciendo una última parada para encontrarnos con la Comunidad Menonita de Metán (sur de la provincia de Salta).
¿Qué aprendimos? ¿qué nos llevamos en el corazón?
– La dignidad de la persona: “A mí me llevó a pensar en la aceptación del otro como persona digna de respeto y de amor, sobre todo de amor, porque ser persona debe ser suficiente para que nuestras relaciones interpersonales sean más tolerantes, más comprensivas y generar este respeto mutuo. Aceptar al otro tal como es…” Lourdes
– Reflexiones sobre la propia vida y la propia historia: “Yo esperaba con muchas ganas este viaje, porque cuando era chico siempre pasaba por la Iglesia Evangélica de la esquina de la casa de mi abuela, pero no los conocía… Cuando me surgió la posibilidad de venir no lo pensé dos veces… Me gustó cuando fuimos al proyecto de Margarita: la señora que nos enseñaba a sacar los pelos de la lana me recordó bastante a mi abuela. Me saqué una foto con ella, yo me imagino que mi abuela era así cuando era más jovencita, hasta la forma de hablar…” Maxi
– El amor: “Mi expectativa era disfrutar más de las personas, y conocer el amor de ustedes. Somos amor, Dios vive en nosotros. Y todas las religiones se basan en eso: en el amor al que tenemos al lado”. Miguel
“Tú me has traído amigos que no me conocían.
Tú me has hecho sitio en casas que me eran extrañas.
Tú me has acercado lo distante y me has hermanado con lo desconocido.
Mi corazón se me inquieta si tengo que dejar mi albergue acostumbrado.
Olvido que lo antiguo está en lo nuevo,
que en lo nuevo vives también Tú…”Rabindranath Tagore
– La apuesta por los jóvenes: “Qué bueno que sigan pensando en los jóvenes, porque muchos dicen que la juventud está perdida… y hay mucha gente que hace muchos esfuerzos por los jóvenes, estas oportunidades de encuentro, por ejemplo, porque los jóvenes no aprenden porque uno les hable… sino por lo que viven. Sigan apostando por los jóvenes”. Ornella
– El diálogo más fructífero, el diálogo de la vida: “Quería agradecer que se hayan puesto tantos talentos en común, como la capacidad de generar tantas dinámicas… También la elasticidad de cada uno, poder amoldarnos. Por ej. poder compartir la noche de Tafí del Valle juntos, hubo quienes se pusieron inmediatamente a cocinar, otros pusieron la mesa, otros lavaron los platos, esos realmente son los gestos más lindos. El diálogo más importante (al menos el que yo descubrí) es el diálogo de la vida, que está hecho de estos gestos”. Gabriela
– La propia fe y la apertura hacia los demás: “Reafirmé mi fe, mi religión el catolicismo” decía Miguel… y a la vez Natal decía “Este viaje me ha abierto más la mente, me ha abierto más el corazón.”
– Los puentes de diálogo: “El puente más grande que hemos construido es el que estamos ahora, que nos estamos mirando a las caras. Un puente interreligioso, intercultural. Y ahora tenemos que ir a nuestras comunidades, compartir, hablar, escuchar… Así como estamos trabajando para eliminar la violencia de género, también trabajar para eliminar todo tipo de discriminación, de prejuicio, tiene que ver con una militancia personal y de vida. Es un compromiso religioso, ante Dios y ante la vida. Ya somos 16 personas que volvemos a Tartagal, a Salta, a diferentes lugares cambiados, transformados, y esto hay que continuar todos los días, que no quedé acá”. Matías
– Profesar la propia fe: “Aprendí mucho del Rabino, de Margarita, de los chicos/as de la Iglesia Anglicana que cantaban con mucha fuerza, con mucho amor, recordando esas cosas que Dios hizo en sus vidas, que los hizo convencerse de su propia fe y trabajar con tanto amor. Margarita trabajar con su proyecto de mujeres indígenas. Los budistas levantarse tan temprano a rezar porque eso es lo que los hace humildes, encontrarle sentido a su vida, y el amor a los otros y a la naturaleza. Aprovechar los talentos que tenemos como decían los anglicanos. Me llevo una experiencia muy linda. Antes yo era muy cerrada, pero no es así. Cada persona tiene el mismo derecho de profesar su propia fe”. Brenda
Un gracias inmenso a todas/os los que hicieron posible este viaje. A las comunidades que nos recibieron con alegría y generosidad, aún en las agitadas agendas de los últimos meses del año. A las/os jóvenes que se sumaron a la aventura, que se animaron a transitar y dejarse interpelar por lo desconocido. Al Movimiento de los Focolares, especialmente a las comunidades de Salta y Tucumán, por todo el apoyo desde el principio, y por la espiritualidad de la unidad donada al mundo, de la cual nos nutrimos y que seguimos generando con nuestros gestos. Al Centro de Diálogos Kaiciid, por seguir apostando a la formación en el diálogo intercultural e interreligioso e incentivando proyectos en todas las latitudes. A todas/os los que creemos que es mejor construir puentes, que muros…
Mily Dallacaminá (Salta)