Cuando pensamos este evento, aún no había estallado la crisis de la Iglesia chilena, que tocó de manera especial a nuestra diócesis con la suspensión de 12 sacerdotes.
Partimos con la idea de hacer un evento abierto, en base al lema del Congreso Eucarístico, y al ir comunicándolo a nuestros amigos y contactos de la Iglesia local, se sentía un eco profundo en todos, como un momento esperado. Así, con las ideas y los ofrecimientos que fueron llegando, se fue armando el programa juntos.
La preparación fue una ocasión única para tejer relaciones y consolidar vínculos con los sacerdotes cercanos, con personas de distintos movimientos, con los chiquillos de la pastoral juvenil de la diócesis y amigos de parroquias de los alrededores, además de los miembros del Movimeinto que quisieron involucrarse.
Hace pocos días llegó a nuestro decanato Cristo Peregrino, una custodia bellísima, llena de significado, que está peregrinando por todo Chile… El párroco de Cunaco nos dijo: “Toda esa gente que irá no puede dejar de participar lo que la Iglesia está viviendo con la visita de Jesús Peregrino” Así, tuvimos el regalo de su “visita” toda la jornada, como un ‘caballero’ que te asegura su cercanía.
Durante la jornada participaron más de 200 personas de distintas edades y vocaciones. La gente llegaba ya con mucho entusiasmo, decididos a vivir un momento especial, se sentían enseguida en familia. Viendo la sala y la gente, se probaba una gran alegría: “…El Centro Mariápolis es una casa que acoge a todos, es la casa de María…”, con las distintas expresiones de la sociedad chilena hoy.
Pensamos para el encuentro una modalidad interactiva con stand donde tuvieran cabida todos (familias, jóvenes, niños, adultos) y que todos se sintieran en casa. En los stands, cada grupo mostraba como desde su misión respondía a la pregunta “¿Que haría Cristo en mi lugar?”. Estas palabras de San Alberto Hurtado, que fue la consigna dejada por el Papa a los jóvenes en enero pasado en Chile, nos parecían muy en sintonía con nuestro carisma…
Luego, la profundización de temáticas sobre la Eucaristía a través de 4 talleres testimoniales, donde hemos podido dar nuestra espiritualidad desde distintas miradas. El sentido de la Eucaristía (taller para niños con respuestas de Chiara Lubich a los gen 4); la Eucaristía en mi vida (con el testimonio de Santa Teresita de los Andes a través de una hermana Carmelita misionera y la experiencia de Chiara con la Eucaristía); la Eucaristía nos hace Uno y la Iglesia-Comunión; y la dimensión social de la Eucaristía, con la comunión de bienes y la EdC y el testimonio de fraternidad con los haitianos.
Concluimos con una adoración cantada, momento profundo y solemne, y la Misa de acción de gracias presidida por Mons. Fernando Ramos, obispo, actual Administrador apostólico de nuestra diócesis.
Durante la Jornada estuvieron presentes además tres sacerdotes, dos diáconos y varios movimientos, congregaciones y asociaciones: Renovación Carismática, Opus Dei, Schoenstatt, Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ), Infancia Misionera, Fondacio, Encuentro Jóvenes con el Espíritu (EJE), hermanas carmelitas misioneras, Siervas del Santísimo y la Caridad, el Consejo de Laicos de la Diócesis, Pastoral Juvenil del Decanato, representantes de varias parroquias, hasta los Bomberos de Cunaco, por nombrar algunos.
Fue muy significativo lo que nos comentó Mons. Ramos; “… qué lindo que hayan decidido celebrar este aniversario junto a otros movimientos de la Iglesia. Es expresión de la eclesialidad con la que viven. Es muy lindo verlo. Podrían haber decidido hacerlo solo en familia, en cambio se abrieron (…). Ese es el trabajo que tenemos que hacer ahora dentro de la Iglesia”.
La Jornada ¡fue una verdadera fiesta! La variedad de edades y realidades, la cercanía con cada uno, fruto de una relación ya construida, la participación en los stands… todo evidenciaba que había sido un espacio construido juntos.