Su nombre deriva del náhuatl Quauhtemalllan, “lugar de muchos árboles”. Se encuentra en el extremo nororiental de Centroamérica, posee una cultura autóctona fruto de la herencia Maya y de la influencia española durante la época de la colonia. El país tiene una gran belleza natural. El idioma oficial es el español pero existen 23 dialectos maya, el dialecto xinka y el garifuna. Tiene una superficie de 108.889 km2 y una población de alrededor de 14 millones de habitantes, de los cuales un tercio son indígenas. En estas páginas queremos hablar brevemente también de los otros países cercanos a Guatemala, que participan en el viaje de la Presidente y del copresidente de los Focolares. La idea de una Centroamérica unida se ha abierto caminos en muchas áreas de la sociedad y políticamente, a través del esfuerzo de unificar las fronteras y buscar la identidad centroamericana.

Guatemala, Belize, El Salvador, Honduras, Nicaragua  constituyen un territorio rico por la diversidad étnica. Son pueblos que han afrontado muchos sufrimientos, aquellos impuestos por los gobiernos militares, que estuvieron más de 40 años en el poder y fueron la causa de las guerras civiles de los años 70-80, y los motivados por el “conflicto armado interno” de Guatemala, que se declaró contemporáneamente a la guerra fría de Europa. Han sido más de 36 años de combate, con miles de víctimas, genocidio, persecuciones a la Iglesia, ejecuciones sin el debido proceso, asesinatos de sacerdotes y catequistas, como los de Monseñor Romero y Monseñor Gerardi, entre otros; son tierras devastadas por la violación de los derechos humanos. En los años ’80, el 90% de la población guatemalteca era indígena, hoy se habla de un 51%.

En los años ’90 se consolida la paz e inicia una nueva etapa, no fácil, debido a las consecuencias de la postguerra: inseguridad, desintegración familiar, emigración en busca de trabajo. Dificultades que se mezclan hoy día con nuevas llagas como el narcotráfico, la lucha entre bandas, las extorsiones. Son países con un Índice de Desarrollo Humano (ISU) entre los más bajos, sin embrago, a pesar de ello, los pueblos de estas tierras conservan la esperanza que nace de la fe en Dios, son pueblos generosos, que no se rinden.

El ideal de la unidad llega a estas tierras en los años ’80 trayendo un aporte al diálogo entre las distintas culturas y etnias, y a la acogida recíproca, aún en medio los desafíos que permanecen e interpelan a todos.   En Guatemala, con el Padre Vitale Traina, un sacerdote italiano, nace la pequeña comunidad de los Focolares. Algunas de estas personas, algún tiempo después, participan en una Mariápolis in México, de donde regresan entusiasmadas y decididas a llevar esta vida a los demás. Es así que, en 1981, se hacedos Mariápolis, precisamente en Guatemala. 1986 es un año importante, llega el focolar. Valeria Ronchetti –una de las primeras compañeras de Chiara Lubich– durante un viaje, pone las bases para el nacimiento un Centro Mariápolis y, desde Italia, se transfiere una familia de focolarinos casados, Paolo y Pinella Maciotta. El ideal se difunde no sólo en la capital, sino también en una región indígena del oeste, en los alrededores de Patzun.

En febrero de 1992 se inaugura el Centro Mariápolis “Santa María de los Focolarinos” que, seguidamente, se convierted en un centro de formación para todas las naciones de esta región. Con la ayuda de Acción por un Mundo Unido (AMU), la ONG internacional de los Focolares, inicia una “Escuela de Promoción Humana”, en las cercanías del Centro Mariápolis, que es de gran ayuda para muchas personas en extrema necesidad de aprender un oficio que les permita ganarse la vida. Posteriormente nace el Centro educativo Fiore (guardería y escuela primaria). Acutalmente los miembros del Movimiento son alrededor de 3100.

Este sueño se realiza en febrero de 2010 con la llegada de las focolarinas a Tegucigalpa. Los miembros del Movimiento en Honduras son alrededor de 900 personas. En diciembre de este año María Voce, dialogando con las focolarinas de Guatemala, durante un encuentro en Castelgandolfo, ante la difícil situación de sus poblaciones, exhorta a hacer como Jesús: “Jesús no se desesperaba. Porque miraba dentro de sí. Es decir miraba a la relación con Dios, y sabía que Dios habría cumplido su designio también en esa situación… Un designio que tal vez tiene que pasar por la cruz, por la persecución, que pasa hoy por esos catequistas que fueron asesinados; que pasa por los narcotraficantes; pero que forma parte de esa historia que Dios –a pesar de todo- construye en la humanidad. Una historia que tiene páginas luminosas, páginas dolorosas, momentos bellos, momentos difíciles, pero que son la historia de Dios”. ¿Qué hacer entonces? “En esta historia de Dios entramos también nosotros, como entró Jesús en su tiempo, -afirma María Voce-. ¿Qué hago aquí en Guatemala con esta potencia de Jesús dentro de mí, entre nosotros, en esta situación?”.  “Hago lo que hizo Él, es decir paso por estas calles, miro, pero miro más a Dios y a lo que Dios está haciendo. Por lo tanto yo pienso que nuestra fuerza está aquí”.