Paraguay, antiguamente llamado “Provincia gigante de las Indias”, nace a partir del encuentro no siempre fácil de los “conquistadores” españoles y los nativos guaraníes. Es, por lo tanto un país bilingüe. Con una superficie de 406.752 km2, está dividivo en dos regiones: la Oriental, desértica; y la Occidental, rica de vegetación subtropical. Tiene una población de 6 millones de habitantes. No posee costas marítimas, pero es surcado por dos grandes ríos: el Paraná y el Paraguay. En su subsuelo corre el acuífero guaraní, la reserva de agua dulce más grande del planeta. La capital, Asunción, tiene 600.000 habitantes, es una ciudad cosmopolita pero todavía a medida del hombre.

A principios del siglo XVI, Paraguay se convierte en la principal encrucijada hacia muchas regiones del continente. Asunción es llamada la “madre de ciudades” porque de allí parten las caravanas españolas para fundar nuevas ciudades.

En la segunda mitad del siglo XVI llegan los franciscanos y fundan centros habitados dentro del País. Su influencia es muy grande. Un capítulo importantísimo de la historia de Paraguay es la presencia de la Compañía de Jesús (1609-1768), con las famosas misiones jesuitas o “Reducciones”, que eran ciudadelas organizadas con el principio de la reciprocidad y de la redistribución. De ese período histórico quedan las ruinas de Trinidad, de Jesús, de San Ignacio Guazú y otras, que hoy han sido declaradas patrimonio de la humanidad. El arte y la música de ese período tienen un gran desarrollo y dejan como ejemplo el así conocido barroco guaraní. En 1811 Paraguay se independiza de España.

La historia paraguaya es un acontecer continuo de grandes momentos trágicos, pero también de gran heroísmo. El resultado: un pueblo sencillo, que goza todos los días de los pequeños eventos cotidianos, fruto de una fe sembrada un día en lo profundo de su corazón.

El Movimiento de los Focolares se presenta como una gran familia formada por comunidades esparcidas en todo el territorio nacional, bien integradas a la vida civil, religiosa y cultural del país. La alegría, la profunda religiosidad y la hospitalidad típicas de los paraguayos han facilitado la difusión de la espiritualidad de los Focolares.

El ideal de la unidad llega a Paraguay en 1964, a través de dos sacerdotes que habían tenido contacto con los Focolares mientras estudiaban en Roma. Regresando a su patria difunden esta nueva espiritualidad entre los miembros de sus respectivas parroquias. Los primeros adherentes del Movimiento participaron en una “Mariápolis” en las sierras de Córdoba (Argentina), a 1200 Km. de distancia aproximadamente. Regresan con el corazón “incendiado” por lo que habían experimentado en esos días, y hacen como Chiara Lubich y sus primeras compañeras: eligen a Dios como el único ideal de sus vidas.

Se reúnen regularmente para leer la Palabra de vida y para comunicarse las experiencias, fruto de la Palabra vivida, y así ayudarse recíprocamente. En noviembre del ’64, llega la primera focolarina, Ada Ungaro (Fiore) y después Ana Sorlini, para visitar a la naciente comunidad. Al año siguiente ya se había formado un lindo grupo. Uno de ellos, Daniel Galeano, será el primer focolarino casado de Paraguay y principal animador de la comunidad hasta cuando se abren los centros de los focolares.

En 1967, se organiza la primera Mariápolis de Paraguay, con trescientas personas, en la que participan Lía Brunet y Vittorio Sabbione, dos de los primeros compañeros de Chiara.

De la vida del amor recíproco, surge espontáneo el deseo de ayudar a los hermanos más necesitados. Nacen así, en 1966, la primeras iniciativas a favor de ellos que después se extienden a otras ciudades fuera de la capital. También los jóvenes se sienten atraídos por este ideal radical. En 1970, cuarenta chicas participan en las “vacaciones gen” de Argentina. Dos años después otros chicos se suman. La consigna de Chiara de “morir por la propia gente” los lleva a poner en común los bienes materiales y espirituales “para que a nadie le falte lo necesario”. En junio de 1981 se inaugura el focolar femenino de Asunción y en febrero de 1988 llegan también los focolarinos. Nacen las varias vocaciones que constituyen los pilares del Movimiento: focolarinos y focolarinas; consagrados y casados, voluntarios y voluntarias, sacerdotes y seminaristas, religiosos y religiosas, jóvenes y adolescentes,adherentes y simpatizantes.

Debido a las fuertes inundaciones, en 1983 los miembros del Movimiento entran en contacto con los habitantes de uno de los barrios más afectados y pobres de Asunción. Animados por los valores de la fraternidad y de la solidaridad adquieren un terreno en Capiatá (a 24 Km. de Asunción) donde se trasladan unas 20 familias, mejorando notablemente su calidad de vida. Actualmente son 70 las familias y “San Miguel de Capiatá” se presenta como un sereno caserío con actividades educativas, sanitarias, económicas y recreativas.

En el 2003 se inaugura el tan esperado Centro Mariápolis “Madre de la Humanidad” (a 18 Km. de la capital), para la formación de los miembros del Movimiento pero abierto a todos.

En el ámbito político se desarrolla el Movimiento político por la unidad (Mppu); en el ámbito económico, se difunde el proyecto de la Economía de Comunión. El ideal de la unidad penetra también en el ámbito de la Salud, de la Educación, del Arte, de los medios de Comunicación, etc.

Hoy son alrededor de 9.000 los miembros, adherentes y simpatizantes que viven la espiritualidad de la unidad, pertenecientes a todos los estratos sociales.

A causa delle forti inondazioni, nel 1983 i membri del Movimento prendono contatto con gli abitanti di uno dei quartieri più allagati e poveri di Asunción. Animati dai valori della fraternità e della solidarietà acquistano un terreno a Capiatá (24 km da Asunción) dove una ventina di famiglie vi si trasferiscono, migliorando notevolmente la loro qualità di vita. Attualmente sono 70 le famiglie e “San Miguel de Capiatá” si presenta come un sereno villaggio con attività educative, sanitarie, economiche e ricreative.

Nel 2003 viene inaugurato il tanto atteso Centro Mariapoli “Madre dell’Umanità” (18 km dalla capitale), per la formazione dei membri del Movimento ma aperto a tutti.

Nell’ambito politico si sviluppa il Movimento politico per l’ Unità (MppU); in quello economico, si diffonde il progetto dell’Economia di Comunione. L’ideale dell’unità penetra anche nell’ambito della Sanità, dell’Educazione, dell’Arte, dei mezzi di Comunicazione, etc.

Oggi sono 9.000 circa, fra membri, aderenti e simpatizzanti che vivono la spiritualità dell’unità, appartenenti a tutti i ceti sociali.

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