Desde Líbano nos escriben los responsables del Movimiento:

«Por enésima vez aquí, en Líbano, se experimenta que sólo Dios permanece.  Acabábamos de terminar de reconstruir tantas estructuras después de la última guerra, bien, han desaparecido en pocas horas. Son ya 500.000 personas del Sur de Líbano y del Este (sobre alrededor de 4 millones de habitantes) que han escapado en menos de una semana. Bombardeos, muertos, heridos, cuanto se ve en la TV es todo verdad.
Pero más verdadera todavía es la extraordinaria experiencia que estamos haciendo: sí, todo cae, pero el Amor vence. Después de los primeros momentos de  perplejidad, miedo, de tantos ¿por qué?, el amor se ha puesto en circulación, más fuerte que el odio».

Cristianos y musulmanes – «También nosotros hemos abierto las puertas de nuestros Centros a tantos de nuestros amigos musulmanes con sus familias, que hemos conocido en los últimos 3 años y con quienes hemos empezado una relación de verdadera fraternidad. Junto a nosotros se han convertido en actores de este amor concreto: ayuda recíproca en la cocina, en la limpieza, haciendo jugar a los niños, yendo a ayudar a otros refugiados».

Un designio de Dios – «Líbano, por más que las grandes potencias puedan hacer creer lo contrario, se encuentra en su verdadero designio de Dios: cristianos y musulmanes, verdaderos hermanos. Realmente hay que agradecer a Dios porque del Mal está surgiendo un Bien inmenso. También estos amigos nuestros sienten que aún si el mundo entero nos abandonara, Dios nunca lo hará».

La solidaridad no se detiene – «Productos alimenticios de todo tipo, dinero, personas que viven cerca y que aseguran su presencia para cualquier necesidad: en medio del dolor, encontramos la alegría de sentirnos verdaderos hermanos, la experiencia extraordinaria de ser una ‘familia’ nos hace experimentar que el amor reconstruye las relaciones, sana las heridas, disminuye el temor, devuelve la esperanza, trae la paz».

Nos ha llegado también la experiencia directa de los jóvenes, comprometidos en primera fila en las acciones de solidaridad que está promoviendo el Movimiento. Escribe J:

El reto más difícil – «Quisiera contarles la experiencia de esta guerra desde otro punto de vista: es verdad que es una situación ‘alarmante’, que está yendo para atrás y que tendrá consecuencias terribles para Líbano; es también verdad que no sabemos lo que sucederá en el futuro, y que si sigue así este conflicto podría transformarse en una guerra en Medio Oriente… y nuestra mente podría seguir yendo adelante sin detenerse, PERO, en el momento presente, el reto más difícil es superar la tentación de la impotencia que nos quema lentamente».

Salir de sí para ir hacia el otro – «La experiencia que hemos hecho con la comunidad del Movimiento de los Focolares en el encuentro del sábado pasado, y con los jóvenes en nuestro congreso el sábado y el domingo ha sido la de salir de nosotros mismos, pasando de la observación a la acción, e ir hacia los demás, ayudando, amando… quizás solamente en las pequeñas cosas, escuchando a los demás, jugando con los niños. Con algunos jóvenes fuimos a Beirut donde estaban unos 600 refugiados en dos escuelas; les hemos llevado colchones y algunas cosas de las que tenían necesidad».

«Es verdad que todo cae, pero todavía es más verdadero que debajo del caos, está Dios que trabaja, sólo es necesario estar atentos. Seguimos rezando pero sobre todo la vida «en todo sentido» en el momento presente» J.

 

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