De cerca es otra cosa. De hecho, los habían visto otras veces en vídeos, conocían el timbre de su voz, sabían de su sencillez, pero seguían siendo la presidente y el co-presidente de uno de los movimientos eclesiales mundiales más numerosos y ciertamente, más difundido geográficamente. Por tanto, era comprensible –como nos reveló en medio del programa una joven coordinadora- que entre los 130 gen estadounidenses (los jóvenes más comprometidos de equipo focolarino) la ansiedad estuviese en niveles de alerta. Pero todo desapareció poco después del comienzo del esperado encuentro, desarrollado en la ciudadela Luminosa (blanqueada por una ligera nevada), a dos horas de auto del norte de Nueva York.

“Con vuestra inmediatez nos habéis hecho sentir cómodos y estamos realmente bien con ustedes”, explicó la chica dirigiéndose a María Voce y a Giancarlo Faletti. Se trataba de la primera vez, tanto para los unos como para los otros y la sintonía se disparó desde el primer momento. Tanto fue así, que los dos invitados especiales dijeron al inicio, que imaginaban a la fundadora desde el cielo mirando con alegría aquellos rostros juveniles.

Dos horas efervescentes, con música e imágenes, confidencias y preguntas. Dos horas leves e intensas, en las que los jóvenes han puesto al corriente de la condición (o de las molestias) de su edad en la actual sociedad americana y de las dificultades para hablar de Dios y de la Iglesia a los coetáneos. Particularmente condicionantes las elevadas tasas universitarias (de 10.000 a 60.000 dólares anuales) y la polarización de la política entre democráticos y republicanos. Al mismo tiempo, deseaban recibir pareceres e indicaciones, fruto del carisma de la unidad.

“Son hijos de Chiara, ricos de su herencia y conscientes de llevarla a todos: más se comparte, más aumenta. Son jóvenes y fuertes y la gente, aunque no lo sepa, está esperando ser involucrada en el proyecto de unidad del mundo”, dijo maría Voce. “No pierdan el tesoro de Jesús –ha indicado sucesivamente-. Él vivo, verdadero y resucitado, quiere estar entre ustedes y caminar con ustedes por las calles de sus ciudades para anunciar, sanar, consolar». Y justo desde esta perspectiva, Giancarlo Faletti ha subrayado la unión vital con la Palabra y la Eucaristía: “Jesús es una potencia increíble y está cercano a sus esperanzas”.

IEn definitiva, el corazón del sueño americano (cualquiera puede lograrlo) encuentra una alta perspectiva en el mandato espiritual recibido. Una tarea comprometida, que estimula y entusiasma a estos jóvenes de facciones somáticas bien distintas. Intentar llegar a ser el número uno es exaltante, pero cuantas responsabilidades van unidas a este propósito. Así una chica de San Antonio dice, directamente, dirigiéndose a María Voce: “Gracias por haber aceptado ser la presidente”.

Por el enviado especial Paolo Lòriga

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