Eran más de 200 los jóvenes representantes de 21 países de África subsahariana. “¡Hablamos muchos de los idiomas presentes en el suelo africano, pero nos entendemos muy bien!” escriben, “porque Chiara nos ha enseñado un sólo idioma: el del amor”. Por primera vez algunos representantes de los y de las gen africanos pudieron encontrarse y reconocerse como parte del sueño de Chiara Lubich, casi una profecía, expresada por ella hace veinte años precisamente en esta ciudadela: que un día esta tierra sería un testimonio vivo de la luz del carisma del Movimiento de los Focolares: la unidad.

La apertura oficial –ante la presencia de los responsables centrales del Movimiento Gen, Geppina Pisani y Marius Müller, y de los responsables de la ciudadela Piero, Else Castellitto y Joseph Kinini –fue una verdadera explosión de alegría y de colores, con la presentación de cada área geográfica. Los gen fueron subiendo al palco por grupos, despegaron de un gran panel con la forma del continente africano, la pieza correspondiente a la propia nación y colocaron su bandera. El resultado: la foto de Chiara Lubich sonriente, vestida de africana y delante de ella las varias banderas. Escribieron: “¡Chiara nos sonríe, nos parece que lleva todos nuestros pueblos a Dios!”.

En medio de una crisis mundial que naturalmente no ha dejado por fuera a África, un continente ya de por sí duramente probado, los gen no se echaron para atrás y con determinación superaron mil dificultades para llegar a Kenia proviniendo incluso de lugares a miles de kilómetros, algunos hicieron viajes hasta de tres días en autobús por caminos en ruinas, como los jóvenes de Congo, Malawi, Etiopía y Sud-Sudán. “Cuando oímos hablar de este congreso enseguida nos dimos cuenta que necesitábamos mucha plata” –cuentan los gen de Nigeria“Pero esta vez no queríamos pedir fondos sin haber hecho nuestra parte. Hicimos varios trabajos, a pesar de que muchos de nosotros están en la Universidad: ventas, trabajo en el campo, preparamos un calendario donde contábamos nuestras experiencias, entre las cuales la vida de Chiara Luce que muchos apreciaron. Y fue así que pudimos venir 12”.

Nuestro país está atravesando una gravísima crisis económica y política –dijeron los de Costa de Marfil- pero nuestra presencia es la prueba de la Providencia de Dios que nos acompañó”.

El 29 de diciembre, se hizo una conexión two way por Internet con la presidente de los Focolares, María Voce: fue un momento de inmensa alegría para ella y para todos los presentes. “Siento una gran alegría al verlos tan numerosos y de sentirlos tan comprometidos con nuestro Ideal: esto es lo que me da más alegría de todo. Me parece que su presencia es un signo de gran esperanza, porque las nuevas generaciones son la esperanza de la Obra, son la esperanza de la Iglesia, son la esperanza de la humanidad; y he visto que no sólo yo siento esto, porque también en Papa lo sigue diciendo…”. Fue una media hora de diálogo y de comunión intensa con ella, en la que los gen expresaron su alegría de hacer esta experiencia de unidad y le contaron los propósitos asumidos en estos días. En la conclusión de este momento le cantaron una canción dedicada a Chiara Lubich: ‘Chiara, luz de África’. Respondiendo, María Voce dijo: “Cuenten todavía más con esta luz fuerte que es la presencia de Jesús en medio de ustedes y es Él quien los ayudará a dar testimonio de su unidad, también en medio de las dificultades, sin miedo”.

En el mensaje que le enviaron para la conclusión, le escribieron: “Para tantos de nosotros que no conocieron a Chiara personalmente, hoy, nuestro encuentro contigo nos ha confirmado que Chiara está siempre en medio nuestro, está siempre con nosotros. Hemos sentido tu amor personal a través de tu estímulo y confianza. Sentimos que nos comprendes profundamente, estás muy cerca de cada Gen… somos conscientes de que la verdadera batalla empieza ahora que volvemos a nuestros países, pero aquí hemos recibido todas las respuestas que necesitábamos… Tus palabras “no tengan miedo”, nos ayudarán a llevar a Jesús a todos. Partimos con la alegría del redescubrimiento del llamado a trabajar para llevar la unidad en el mundo que está a nuestro alrededor”.

En todos los jóvenes se sentía la conciencia de estar viviendo un momento histórico, de estar haciendo una experiencia de vida y de unidad que supera las divisiones de los países en conflicto desde hace tiempo, las desigualdades y las injusticias en campo social y económico, sintiéndose protagonistas, junto a tantos, del destino de África, y trabajando para que siempre se pueda dar el propio aporte, específico e insustituible, a un mundo más unido.

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