Así comienza, en el Evangelio de Marcos, el anuncio de Jesús al mundo, su mensaje de salvación: «El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio».

Con la venida de Jesús surge una era nueva, la era de la gracia y de la salvación. Y sus primeras palabras son una invitación a abrazar la gran novedad, la realidad misma del Reino de Dios que Él pone al alcance de todos y lo hace cercano a cada hombre. E indica enseguida el camino: convertirse y creer en el Evangelio, es decir, cambiar de vida radicalmente y aceptar, en Jesús, la palabra que Dios dirige, a través de Él, a la humanidad de todos los tiempos.

La conversión y la fe son dos cosas que van juntas y la una no se da sin la otra, sino que una y otra surgen del contacto con la Palabra viva, de la presencia de Jesús que también hoy repite a las multitudes:

«Conviértanse y crean en el Evangelio»

Lo que realiza la Palabra de Dios, acogida y vivida, es un completo cambio de mentalidad (= conversión). Ella trasfunde a los corazones de todos −europeos, asiáticos, australianos, americanos, africanos− los sentimientos de Cristo frente a las circunstancias, frente a la persona y la sociedad.

¿Y cómo puede el Evangelio actuar el milagro de una profunda conversión, de una fe nueva y luminosa? El secreto está en el misterio que las palabras de Jesús encierran; éstas no son simplemente exhortaciones, sugerencias, indicaciones, directrices, órdenes, instrucciones. En la Palabra de Jesús está presente Jesús mismo que habla, que nos habla; sus Palabras son Él mismo, Jesús mismo.

Y así, nosotros, lo encontramos en la Palabra. Y acogiendo la Palabra en nuestro corazón, como Él quiere que se acoja (o sea, estando dispuestos a traducirla en vida) somos uno con Él y Él nace o crece en nosotros. He aquí por qué cada uno de nosotros puede y debe acoger esta invitación tan apremiante y exigente de Jesús.

«Conviértanse y crean en el Evangelio»

Alguien podrá considerar las palabras del Evangelio demasiado elevadas y difíciles, demasiado distantes del modo de vivir y de pensar común, y estará tentado a cerrarse a la escucha, a desanimarse. Pero eso sucede si uno piensa que debe mover solo la montaña de la incredulidad. Mientras que sería suficiente que uno se esforzara en vivir, aunque fuese una sola Palabra del Evangelio, para encontrar en ella una ayuda inesperada, una fuerza única, una lámpara para sus pasos[1]. Porque siendo esa Palabra una presencia de Dios, el comunicarse con ella libera, purifica, convierte, trae consuelo, alegría, da sabiduría.

«Conviértanse y crean en el Evangelio»

¡Cuantas veces en nuestra jornada esta Palabra puede ser una luz! Cada vez que chocamos con nuestra debilidad o con la de los demás, cada vez que nos parece imposible o absurdo seguir a Jesús, cada vez que las dificultades tratan de abatirnos, esta Palabra puede ser para nosotros un aliento, una bocanada de aire fresco, un estímulo para recomenzar.

Bastará una pequeña, rápida «conversión» del camino para salir de la cerrazón de nuestro yo y abrirnos a Dios, para experimentar otra vida, la verdadera.

Si después podemos compartir esta experiencia con alguna persona amiga, que haya hecho también del Evangelio el propio código de vida, veremos brotar o reflorecer a nuestro alrededor la comunidad cristiana.

Porque la Palabra de Dios vivida y comunicada obra también este milagro: da origen a una comunidad visible, que se convierte en levadura y sal de la sociedad, testimoniando a Cristo en cada rincón de la Tierra.

 

Chiara Lubich


[1] cf Sal 119,105.

8 Comments

  • Stamattina mi sono svegliata con un pò di ansietta preesame, come mio solito, ma volevo proprio viverla bene. Tanto l’ansia non ha mai fatto bene ai miei voti!
    Quindi visto che c’era mio fratello a casa malato e mia mamma ci ha chiesto di fare vari giri, sono uscita con lui, ma sperando di tornare presto per ripassare. Ma presto non è stato! Col traffico e tra una cosa e un’altra è passata più di un’ora. L’ultima cosa da fare era lavare la macchina.
    Arrivo all’autolavaggio e davanti a me, appena arrivata,una signora sulla 60ina che non capiva come fare per lavare la sua.
    Ero già un pò preoccupata di far tardi e istintivamente ho sbuffato, ancora perdita di tempo!Poi mi son ricordata di quel Convertitevi della messa di domenica..che voleva dire? AMARE. Senza pensare all’esame nè a nient’altro. Mi son messa ad aiutarla con una pazienza che non è da me 🙂 E dopo varie vicissitudini, tra gettoni, resti e attese, la signora se n’è andata via con un bel sorriso e anche la proprietaria dell’autolavaggio, vista la scena, mi ha sorriso e mi ha augurato buona giornata.
    Sembra una cosa così piccola, ma che gioia mi ha dato! Incredibile!
    M’è sembrato di riscoprire l’acqua calda 🙂 Così,condivido, perchè possiate tutti anche oggi fare un piccolo e semplice gesto che vi ridoni il sorriso, perchè lo avete donato a qualcun’altro.
    Giorgia – «Dove non c’è amore,metti amore e troverai amore»

  • In questo mese ho visto giorno dopo giorno accumulare in me tante tensioni, problemi, difficoltà della vita di tutti i giorni lì proprio nel mio ambiente di vita (lavoro, casa,amici,…….) fino a sentirmi appesantito da tutto questo pur puntando sempre a vivere la parola.
    Mi sembrava di trascinarmi, la stanchezza fisica mi scoraggiava e sentivo di ripiegarmi su me stesso facendomi vedere gli altri più vitali.
    E’ leggendo questa frase della parola di vita che ho trovato la risposta:

    «Qualcuno potrà considerare le parole del Vangelo troppo alte e difficili, troppo distanti dal modo di vivere e di pensare comune, e sarà tentato di chiudersi all’ascolto, di scoraggiarsi. Ma tutto questo accade se pensa di dover spostare da solo la montagna della sua incredulità. Mentre basterebbe si sforzasse di vivere anche solo una Parola del Vangelo per trovare in essa un aiuto inatteso, una forza unica, una lampada per i suoi passi. Perché quella Parola, essendo una presenza di Dio, il comunicarsi con essa rende liberi, purifica, converte, porta conforto, gioia, dona sapienza.

    Ho detto si e ho visto risolversi i problemi dai più piccoli ai più grandi davanti ai miei occhi, capire come comportarmi, chiedere scusa dove sbaglio, ricominciare sempre …., tanti piccoli passi che veramente ti fanno sperimentare quel conforto, quella libertà e conversione che la parola promette.

  • Nel pieno della settimana lavorativa si aggiunge l’ennesimo problema tecnico che mi impedisce di lavorare. Anzi, mi serve sul piatto una cattiva figura con dei clienti. Durante la telefonata col collega, responsabile della parte tecnica, mi saltano i nervi. Inizio ad assumere quel tono di voce proprio di chi vuole litigare…ma mentre mi ascolto, come dal di fuori, mi punzecchia la frase «dare una rapida sterzata, una rapida conversione», e provo immediatamente a cambiare tono, a sorridere mentre parlo. La telefonata si distende. Il problema non si risolve, ma almeno ci lasciamo da buoni amici e con una risata.

  • Final de una tarde calurosa. Con Romeo, un amigo, vamos al bar. Elegimos ir adentro y no quedarnos en las mesas instaladas en la vereda porque allí hay aire acondicionado. ¡Qué bien se está! Tenemos muchas cosas por charlar. Pedimos una cerveza que está bien helada. En la mesa de al lado hay una pareja de ancianos. Se prepara para pagar la cuenta. Cuando saca el dinero del bolsillo se le caen varias monedas. El pensamiento es en un instante «¿Qué hago? ¿Me lenvanto? ¿Qué pensará el señor?». También como un relámpago se me cruza un pensamiento: «Conviértanse…». Me levanto y le recojo las monedas que le entrego. Me agradece sorprendido.
    Seguimos la charla con mi amigo. Cuando el señor y la señora se retiran, pasa cerca mío y palmeándome el hombro me vuelve a agradecer en voz alta para que los que están cerca lo escuchen.
    No sé si lo volveré a encontrar, pero estoy seguro que hoy, este prójimo no pasó en vano a mi lado.

  • Siamo sommersi dalla neve!!! Non so dove arriverà domattina quando ci sveglieremo perché non ha tregua. Ormai da 10 giorni andiamo dovunque a piedi, attrezzati, e con lo zaino in spalla andiamo a fare la spesa ecc… ci vuole proprio poco a cambiare lo stile di vita…
    L’altra sera era tanto freddo, c’era tanto vento e nevicava. Ho pensato: nel nostro condominio siamo rimasti in pochi, la maggior parte persone sole e d’età, ognuno chiuso tra le proprie mura…
    Mi sono prima consultata con mio marito, e poi sono andata di casa in casa a invitare le persone a cena… Passata la sorpresa iniziale per la proposta inattesa, hanno accettato ben volentieri.
    Una bella «polentata», altre cose improvvisate e tanto amore, sono stati gli ingredienti di una serata speciale fuori programma. La mattina dopo una signora del condominio, di 86 anni, mi ha chiesto (cosa mai avvenuta prima) se avevo bisogno di qualcosa…dato che suo figlio poteva muovere la macchina dalla neve… La conferma che l’amore è diffusivo…
    Chiara D.F.

  • La Parola,come dice Chiara,va accolta e vissuta,ma non sempre è facile.Spesso,quando non capisco ciò che Dio vuole da me,Gli dico:Signore sii Tu il mio unico bene!

  • El viernes pasado llegábamos de Quito bajo un fuerte aguacero y en una esquina vimos a 3 personas durmiendo en la calle que se peleaban la cobija…, con mi hijo nos miramos y no lográbamos quedarnos tranquilos. Al llegar a casa buscamos una cobija y una almohada, luego se la fui a entregar a una de las personas, me di cuenta que era un anciano, y pensé ‘este puede ser mi padre’. Tal vez no solucionamos el problema, pero sentí que vi a Jesús en ese anciano.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *