Sucedió el domingo 5 de febrero, durante el Angelus. El Papa dedicó su reflexión antes de la oración mariana al Evangelio del domingo: es la página en donde Jesús cura a los enfermos. “Incluso delante de la muerte –comentó el Papa- la fe puede hacer posible lo que humanamente es imposible. Pero ¿fe en qué cosa? En el amor de Dios. Aquí está la auténtica respuesta, que vence radicalmente el mal”. “Como Jesús ha afrontado al maligno con la fuerza del amor que le venía del Padre, así también nosotros podemos afrontar y vencer la prueba de la enfermedad teniendo en nuestro corazón inmerso en el amor de Dios”.

Y a este punto el Para recordó el ejemplo de Chiara Luce Badano, la jovencita de Sassello perteneciente al Movimiento de los Focolares que la Iglesia ha proclamado beata el 25 de septiembre de 2010. El Papa nombró a Chiara Luce entre esas “personas que han soportado sufrimientos terribles porque Dios les daba una serenidad profunda”. El Papa tiene en su corazón a la beata Chiara Badano “fallecida en la flor de la juventud –dijo en el Angelus- por causa de un mal irremediable: quienes iban a visitarla, ¡recibían de ella luz y confianza! Sin embargo, en la enfermedad, todos tenemos necesidad del calor humano: para confortar a una persona enferma, más que las palabras, cuenta la cercanía serena y sincera”.

No es la primera vez que Benedicto XVI se confía al ejemplo de Chiara Luce para proponer a las comunidades cristianas un ejemplo de confianza en el amor de Dios. Lo hizo en Palermo donde pidió a los jóvenes que la conocieran mejor: “una vida breve”, dijo en esa ocasión, durante la que supo dar “un mensaje estupendo”. “19 años plenos de vida y de fe. Los últimos dos también llenos de dolor, vividos en la fe y en la alegría que nacía de su corazón lleno de Dios”.

Es con esta luz en el corazón que Benedicto XVI recordó en el Angelus del 5 de febrero la Jornada Mundial del Enfermo que la Iglesia celebrará el próximo sábado 11 de febrero, en memoria de la Beata Virgen María de Lourdes.

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