En 1979, nuestra familia se mudó a North Riverside, un suburbio de unos 6.000 habitantes, cerca de Chicago. Durante ese periodo supimos que nuestro hijo David, gravemente discapacitado, necesitaba terapia intensiva. Nuestros vecinos, inclusive los bomberos, nos ayudaron cada día, durante seis años, para que David pudiera un día caminar y hablar. Me acuerdo que le pedí a Dios que nos muestre la manera de poder hacer algo por nuestra ciudad y su gente. No mucho tiempo después, nuestro ex intendente, escribió una carta pidiendo ideas para ejecutar un programa de servicios en el barrio para lo cual necesitaba responsables por cada manzana de casas. Respondí su carta contándole mi experiencia. Algún tiempo después me pidió si podía encargarme de coordinar el programa.

Había 72 responsables, uno por cada manzana de North Riverside. Pensé proponerles que trataran que su manzana fuese una familia, en la cual nadie se sintiese solo. Adaptamos “los puntos del Arte de Amar” de Chiara Lubich, y surgieron cuatro que llamé “El Arte de Preocuparse por los demás” . En cada encuentro de responsables tomaba uno de los puntos y lo ilustraba con una experiencia concreta sobre el tema. Al principio usaba experiencias mías y de mi familia, o también usaba historias de personas famosas. Después de un par de años, ellos mismos comenzaron a comunicar lo que habían hecho para vivir el “preocuparse por los demás”

Una de las primeras experiencias fue la de una nueva vecina que dejaba sus perros ladrando afuera, desde la mañana temprano hasta la noche tarde. En lugar de quejarse y llamar a la policía, el responsable y sus vecinos se pusieron a “amar a sus enemigos” tratando de establecer una relación con la dueña, preparando galletitas para ella y ayudándola incluso a agarrar los perros cuando se escapaban del patio. Solo en ese momento le comunicaron su inquietud de que el continuo ladrido de los perros podía molestar a un niño recién nacido allí cerca.

El intendente no solo alentaba estas acciones individuales sino que también se preocupó por medio de los responsables de manzana de involucrar a todo el pueblo en el “preocuparse por los demás” . Por  ejemplo, cuando llegaba un nuevo vecino, los responsables le daban la bienvenida al barrio con un paquete de regalo. Se preocupaban por las personas, especialmente por las que sufrían. Le mandaban una carta, le llevaban alimentos, escuchaban sus problemas….”Utilizamos el mail para comunicarnos estas necesidades como en una familia, y así todos sabemos quien tiene necesidad de ayuda”, cuentan.

Algunos responsables a menudo se ofrecen para llevar a alguien al médico o hacer las compras a alguien que no puede salir de casa. “Recientemente hemos publicado un librito con las experiencias hechas en veinte años y también con ideas para ayudar al que quiera vivir la ‘Regla de Oro’  de hacer a los demás lo que te gustaría que fuese hecho a ti” – nos cuentan ellos.

El librito fue distribuido entre los médicos, asistentes sociales, maestros y políticos, y a todos los que quieren vivir de este modo en cualquier parte del mundo. “El Arte de Preocuparse por los demás”, se extendió también de North  Riverside a otras ciudades. En uno de los encuentros entre delegados de varias ciudades, el redactor del boletín de información dijo: “Cuando hablo de North Riverside a mis conciudadanos, me dicen que una ciudad de este tipo no puede existir. Y yo les respondo: Vengan y verán!”

Leggi più: http://www.northriverside-il.org/departments/recreation/neighborhoodservices.html

Comments are disabled.