En el salón Civitas de la Mariápolis Lía, colmado con 400 personas, el 29 de diciembre pasado, casi en la conclusión del Acto Académico de inauguración de la Escuela de Verano en colaboración con Sophia, el Nuncio Apostólico en la Argentina, Mons. Emil Paul Tscherrig, imparte la bendición papal. Un gesto que no pasa desapercibido. El Instituto Universitario Sophia (IUS) precisamente había nacido en el 2008 con el decreto vaticano y la bendición del Papa. Ahora esta primera experiencia académica fuera de su sede en Loppiano (Italia), nacía bajo el mismo signo.

El acto se había iniciado con la presentación del Dr. Osvaldo Barreneche, del comité académico local y con la disertación del Prof. Piero Coda, presidente del IUS quien recorrió las etapas y el ideario del Instituto. “Solamente dos son las condiciones para que nuestro compromiso y nuestro trabajo no hayan sido en vano, sino que al contrario sean rociados abundantemente por el amor y la luz de Dios -concluye el profesor Coda-. En primer lugar, que haya entre nosotros, en esta Escuela, un único maestro: Jesús. A la escucha de Sus palabras de Sabiduría todos queremos estar, porque Él es el Verbo de Dios hecho carne en la Navidad que acabamos de celebrar, la Palabra viva y encarnada en la que se recogen todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Tesoros buscados, investigados e intercambiados por todos los hombres de buena voluntad. Y, en segundo lugar, que en esta escuela haya una sola ley, la ley del amor mutuo: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado.”

Apenas concluido el acto, no hay tiempo que perder y se comienza con la primera lección. Este año se abordan los “Fundamentos epistemológicos para una cultura de la unidad” desde las perspectivas teológicas, científicas y políticas. Para ello la Escuela fue precedida por un seminario de dos días con 40 profesores venidos de distintos países de Latinoamérica. La preparación de las clases, iniciada con anticipación, parte de una construcción colectiva, en el ejercicio de la técnica de la unidad: entrega y acogida del otro, de sus ideas, de su “cultura” para hacerlas propias.

Son días intensos que tienen a la base un pacto pedagógico que tanto profesores y alumnos se esfuerzan por cumplir. Se inicia cada día abrevando en la Palabra, compartiendo vivencias. Después lecciones muy participadas, horas de estudio, trabajo en grupos, intercambio de opiniones y preguntas. Como dice Leonor, de Bolivia: “Lo que me encantó es que los profesores se ponen al nivel de los alumnos y no hay esa diferencia que el profesor dicta una clase magistral y los alumnos escuchamos, sino que nos ponemos de igual a igual, compartimos ideas y al mismo tiempo que entregamos nuestro conocimiento, nuestras ideas, escuchamos y aceptamos las ideas del otro”.

Sentía que tenía un universo reducido, pequeñito así -dice María Elena, de Cuba, mientras con su mano hace el gesto de como si tuviera un alfiler entre sus dedos-, y desde el primer día sentí que había aprendido más en un día que en toda mi carrera universitaria. Realmente ha sido una experiencia maravillosa, de salir de casa para entrar también aquí en otra casa, y más que casa, en un hogar”.

Los resultados de estudiar juntos de este modo son infinitos, como afirma Helder, de Brasil: “Aquí tenemos una ventaja que normalmente no tenemos en otro lado, que es la fraternidad como una posibilidad de transformación y solución de los problemas en el continente”.

Días de trabajo intenso, de relaciones construidas con otros jóvenes latinoamericanos donde se descubren diferencias y similitudes, coincidencias y divergencias, “inolvidables”, como los califica María Alejandra, de Ecuador. A la hora de las definiciones, Javier, de Colombia no duda: “Es posible un mundo mejor, es posible una sociedad mejor, son posibles las redes fraternas de solidaridad, es posible el diálogo”.

Para terminar, se propuso la fundación de un Centro de «investigaciones y Formación Interdisciplinaria Vittorio Sabbione”, en homenaje a uno de los incansables difusores del ideal de la fraternidad en América Latina. Dicho centro, cuyo diseño comienza ahora a tomar forma, tendrá su sede en la Mariápolis Lia pero se considerará «itinerante» para abarcar a las diversas realidades del continente.

Escuela de Verano – Argentina, enero 2013

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