François-Xavier Nguyên Van Thuân (1928-2002), arrestado pocas semanas después de su nombramiento como obispo coadjutor de Saigón en 1975, trascurre 13 años en prisión, de los cuales 9 estuvo aislado. Después de su liberación fue presidente del Consejo Pontificio de Justicia y Paz. (http://www.vanthuanobservatory.org)
Las líneas que siguen fueron escritas en la prisión, a 15 KM de Hanoi, en 1980. Pueden ser consideradas como su testamento espiritual.
me encuentro en una nueva etapa:
difícil, oscura y sin fin.
Aquí encuentro también peregrinos;
los veo como amigos,
y todos los acontecimientos como experiencias inestimables.
Porque todo es gracia.
En mi noche poblada de silencio y soledad,
pienso en todos ustedes y en cada uno,
ofreciéndolos a Dios.
Dios me ha dado las horas más bellas de mi vida.
nunca he tenido momentos de oración tan ardientes,
ni Misas tan fervientes,
ni ocasiones tan favorables
de unirme al amor de Dios
para manifestar el amor en medio del odio
y sembrar la esperanza en medio de la desesperación.
Se puede perder todo materialmente
pero si Dios permanece, seguimos teniéndolo todo.
Dios es amor.
El amor me impulsa a amar como Dios ama.
Ya no tengo nada.
Pero todos los días,
ofrezco el amor de Dios a todos
en el corazón de Jesús y María.
yo estoy al lado de ustedes,
amándolos y queriéndolos,
porque tienen un lugar privilegiado
en mi corazón.
Les he dejado esta modesta experiencia
En el Camino de la esperanza.
Lean mis pensamientos más íntimos
A la luz de la Palabra de Dios y del Concilio.
Mediten, recen, trabajen
para que su corazón
desborde de amor y de Esperanza…
Colmen las lagunas y las debilidades
provocadas por las circunstancias y a la insuficiencia.
Es mi testamento,
según el ejemplo de Pablo VI:
«Mi programa es realizar el Concilio Vaticano II».
Esfuércense por encender la llama de la esperanza
en el lugar donde vivan.
Como Juan XXIII
yo consagro el resto mi vida
a la oración, al sacrificio, al servicio.
que Jesús, José y María puedan
reforzar sus pasos por el camino de la esperanza».
Tomado de: François Xavier Nguyen Van Thuan, Vivere le virtù, Editorial Città Nuova 2012, pp 7-8
Per me è stato ed è un esempio magistrale, un amico e un sostegno nel vero senso della parola.
Cari amici del movimento, vi ringrazio per la vostra attenzione e di tutta l’attenzione che mi avete dato in tutti questi anni(attraverso le Mariapoli gli incontri, le amicizie). Chiedo preghiere in questo nuovo periodo della mia vita e vi assicuro le mie.
Quello che mi sostiene in questo periodo sono le parole del papa Francesco: «non lasciatevi rubare la speranza!»
Grazie di tuttoegrazieaDio