Una caricatura

Uno de los compañeros difundió en toda la escuela una caricatura mía (tengo un pequeño defecto físico en una oreja y sufro cuando alguien se ríe de mí). En lugar de pegarle, recordando la invitación de Jesús de perdonar, le hablé con calma. Después lo invité a mi casa, le propuse que me ayudara con una tarea y fuimos juntos a un centro comercial a ver una película. Aceptó aunque con desconfianza. Cuando me preguntó por qué no le había pegado pude explicarle que trato de ver a Jesús en cada prójimo, sabiendo que todos podemos equivocarnos. Ahora también él se comprometió a poner en práctica el Evangelio.

(Daniel – Brasil)

El quinto niño

Hace unos días, K., mi amiga de Túnez, me contó que estaba embarazada pero que quería abortar: le daba vergüenza estar esperando su quito hijo en un país como el nuestro donde tienen uno o dos por familia. Le aseguramos toda la ayuda posible comprometiéndonos a mantenerlo nosotros, si decidían tener al niño. Después de algunos días ella y su marido optaron por la vida del niño. Ese mismo día les llegó una buena suma de dinero; a su vez el Centro de ayuda a la vida les aseguró un aporte mensual.

(F.T. – Italia)

En emergencias

Estando de vacaciones en el extranjero, debido a una mala caída, tuve que llevar a mi hijo Lion a emergencias. Sufría doblemente, primero porque Lion lloraba desesperadamente, después porque me seguía repitiendo que tenía que haber tenido más cuidado. Ya en  el en el hospital, dejando de lado mi ansiedad, hice mía la preocupación de una señora alemana que tenía internado a su hijo cerca del mío: no hablaba inglés así que pude ser su intérprete cuando vino el médico y la enfermera. Cuando llegó mi esposo se lo presenté. Ella dijo que estaba agradecida por mi cercanía en un momento difícil para ella. Cuando no pierdo tiempo pensando en mis límites, estoy en paz y construyo relaciones nuevas.

(B.F. – Inglaterra)

Fuente: Il Vangelo del giorno (El Evangelio del día), Ed. Città Nuova, agosto 2013.

 

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