Como si fuera una red colorida, muchas ciudades están idealmente unidas por las numerosas “mariápolis” que se realizan en los más variados puntos del planeta. Son los conocidos encuentros anuales de los Focolares. Se realizaron desde Sicilia a Bolivia, desde la Macedonia a los Estados Unidos. Cada Mariápolis  tuvo características y temas distintos, pero todas, el mismo espíritu, basado en la fraternidad universal y en la construcción de una sociedad mejor y más justa.

Algunos flash: en Rusia, en Celiabinsk, detrás de los Urales, la mariápolis fue una gran familia. Asistieron algunas personas discapacitadas, que se sintieron “iguales” y dieron su contribución de forma muy vivaz al programa que se desarrolló.

En el otro lado del Océano, en Chicago (USA), nuestros amigos musulmanes, a pesar de estar en el Ramadan, viajaron sin agua y sin comida para no renunciar a la jornada dedicada al diálogo interreligioso, donde entre otras cosas, algunas familias donaron sus experiencias sobre el amor al prójimo; entre ellas, una pareja musulmana y otra familia en la cual el marido es judío y la esposa católica.

La internacionalidad y la interconfesionalidad fueron evidentes también en Macedonia, donde eligieron profundizar el tema “El otro es otro yo”, que generó enseguida la comunión entre todos: entre jóvenes y adultos, entre musulmanes, ortodoxos y católicos, entre macedonios y albaneses y también con todos los que vinieron de Kosovo. El bellísimo marco natural, los paseos y los juegos deportivos fueron la ocasión para abrirse y conocer  las diversas historias de vida.

Lituania fue en cambio: “Ser puentes”. Un primer puente se construyó con Siria, invitando a todos a rezar el time out por la paz, y a recolectar fondos para la población que se encuentra en guerra. Se juntaron casi 450 euros, (cifra equivalente a la cuota de once participantes a la Mariápolis). Además,  muchos nuevos puentes se construyeron también entre personas de distintos idiomas y culturas: estaban presentes personas de Estonia, Letonia y Lituania. Las barreras del idioma fueron superadas usando el ruso, que los adultos hablan todavía como idioma en común, mientras que los jóvenes usan el inglés para conversar entre ellos.

En otra parte del globo, en Indonesia, la barrera del idioma no fue obstáculo para  la unidad: el indonés, el chino y el inglés, fueron los idiomas utilizados por los 125 participantes de la Mariápolis de Yogyakarta.

En todo el mundo se vivió una experiencia extraordinaria, la misma que se repite cuando en la base de nuestras relaciones existe el amor evangélico. Por ejemplo en Argentina, el lema de la mariápolis fue “Una experiencia de sociedad renovada”, subrayando que es posible transformar la sociedad si comenzamos por nosotros mismos, por aquél que nos rodea, siendo fieles en las cosas pequeñas. Desde los niños a los ancianos, todos experimentaron las varias cualidades del amor: tangible, alegre, verdadero, concreto.

1 Comment

  • Ihr Lieben, die Ihr diese Homepage beschickt und übersetzt. Ganz herzlichen Dank für die aktuellen und informativen Berichte. DAnke für Eure wertvolle Arbeit.
    herzlichst Günter

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