Con una conexión mundial con las comunidades de los Focolares esparcidas en numerosos puntos del planeta, se concluyó la reunión de los representantes del Movimiento.

Un compromiso para salir afuera de sí mismos, e ir al encuentro de las periferias existenciales del mundo. Ponerse en actitud de escuchar a la humanidad de hoy. Se saludaron así los 211 delegados del Movimiento de los Focolares procedentes de los cinco continentes, a conclusión del encuentro anual que se desarrolló en el centro internacional en Rocca di Papa (Roma), desde el 26 de septiembre al 19 de octubre.

En conexión directa por Internet, –a la cual se conectaron más de 10 mil puntos en el mundo–, la presidente María Voce saludó a todos con un mensaje. Ella subrayó el compromiso de orientar la mirada y las energías hacia las “periferias del mundo”, no sólo las vinculadas a la pobreza material, sino también dirigirse hacia aquellas donde Dios está ausente. Un proceso que los Focolares comenzaron hace tiempo ya presente desde el origen del carisma, en Trento. Así fue la vida de la fundadora Chiara Lubich y de la primera comunidad focolarina.

Como en aquella época, también hoy, los Focolares sienten con urgencia el imperativo de olvidarse de sí mismos, para ocuparse de los últimos, trabajando todo lo posible para que haya una comunión plena, “Impulsados por Jesús –dijo con fuerza María Voce hablando a los focolares de todo el mundo–, que sigue sufriendo en la humanidad de hoy. Humanidad que a veces nos asalta con sus dudas, a veces con su desesperación, pero que quiere encontrar a Aquel que puede dar sentido a estas preguntas”.

Para encontrar al mundo es necesario “salir de nuestras seguridades y sumergir en la humanidad la llama del amor evangélico”. Es el amor lo que transforma a los hermanos en una única familia de hijos de Dios, con relaciones verdaderas y donde cada uno está dispuesto a dar la vida por el otro. Un amor que es recíproco. Este será el punto de la espiritualidad de la unidad que todos los miembros del Movimiento profundizarán durante este año.

En Rocca di Papa estaban presentes también representantes de las comunidades de los focolares que viven en países en guerra. Y en estas situaciones fuertemente probadas por el conflicto armado y por la división, la propuesta evangélica del amor recíproco como camino de la paz, se convierte en profecía de un futuro de reconciliación para estos pueblos. “Nos hemos encontrado no para defendernos, sino para ayudarnos a perdonar al que nos hizo mal, para alentarnos a amar más”, afirman los representantes de los Focolares de Siria. Palabras fuertes, cargadas de historias personales, de pasos realizados, de una vida que, a pesar de la oscuridad de la “noche siria”, va adelante en la esperanza de que se convierta en oración mundial pues “sólo el bien puede vencer al mal”.

El encuentro de los delegados terminó con el augurio de volver a sus países “con el corazón abierto, cada uno al país de donde provino, para extender esta experiencia de comunión plena”. Con la esperanza de que “el Evangelio vivido por muchos lleve a un nuevo avance del Reino de Dios en el mundo”.

No comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *