Sacerdotes capaces de dar vida a una pastoral “nueva”, sacerdotes-Cristo para la humanidad, dispuestos a salir hacia las “periferias existenciales”. Este es el augurio de María Voce, presidente de los Focolares, quien repitió las palabras del Papa Francisco.

Se explayó sobre los desafíos y finalidad del Centro de espiritualidad para sacerdotes “Vinea Mea”, que re-comenzó ayer oficialmente con el evento “Sacerdotes, diáconos y seminaristas en escuela de comunión”. El evento pudo verse en directo por internet. Está ubicado en el Centro internacional de Loppiano. Estaban presentes los obispos Mons. Mario Meini y Mons. Luciano Giovannetti, los intendentes de los pueblos vecinos, además de casi 200 huéspedes procedentes de diversas regiones italianas.

María Voce manifestó que es importante que el Centro Vinea Mea forme parte de la ciudadela de Loppiano, pues de ella nace la propuesta formativa: “Loppiano se propone como una porción de Iglesia viva y como esbozo de una sociedad nueva, mostrando cómo sería el mundo si en la base de cada relación existiera el amor evangélico; un lugar donde se forman hombres “nuevos”, abiertos al diálogo, a la comunión, hombres capaces de convertir la propia vida en un don para los demás”

Y recuerda el augurio que Chiara Lubich realizó,  en el ’66, a los sacerdotes que asistían a la primera escuela sacerdotal: “Saber posponer todo, despojarse de todas las actitudes de poder, para asegurar la prsencia de Jesús entre ellos. De este modo será inevitable que Jesús dé nacimiento a una pastoral “nueva”  y sacerdotes “nuevos, sacerdotes dispuestos a dar la vida por todos” y expresó su deseo de que experiencias similares se multipliquen también en otros países.

Vita Zanolini y Elena Di Taranto del estudio de arquitectura Centro Ave Arte expresaron el desafío que significó realizar el proyecto de re-estructura y restauración del antiguo convento franciscano del siglo XVI: lograr que los ambientes sean adecuados al estilo de vida comunitario característico de esta escuela para sacerdotes y saber respetar además la memoria histórica que el edificio expresa.

Mons. Mario Meini, obispo de Fiesole, puso en evidencia la dimensión humana del sacerdote, su ser hombre al lado de los hombres, hermano de todos. «El Concilio Vaticano II nos ha recordado que el sacerdote es “preso entre los hombres” y que el suyo es un “ministerio en la comunidad. Se necesita una espiritualidad presbiterial que no esté atada a una cultura o a un ambiente, sino que sepa ser voz del mundo entero, que sienta el respiro de la historia hoy; se necesitan sacerdotes constructores de comunión»

El Padre Imre Kiss, sacerdote húngaro, responsable de Vinea Mea, ilustró el método formativo y el programa de los cursos de formación para sacerdotes. «Somos una única comunidad, pero vivimos también en pequeños “focolares”, como una familia. En estos focolares  el amor mutuo es concreto y profundo y se puede aprender el significado de “espiritualidad de comunión transformando los ambientes según el estilo de vida que es el rasgo específico de esta escuela para sacerdotes: la nueva dimensión comunitaria de la Iglesia».

 Stefania Tanesini

Galería fotográfica – Flickr

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