20140714_2El autor repasa los puntos esenciales de la concepción cristiana de Dios subrayando el hecho de que la misma comporta también una nueva comprensión que el hombre podría tener de sí. Una comprensión que se traduce en novedad vital, no sólo personal sino social. Jesús –recuerda el Padre Foresi– es explícito en este punto: el amor que Él nos pide se refiere tanto a Dios como a cada prójimo. La espiritualidad de la unidad, subraya y “re-propone” con fuerza un aspecto esencial de este amor: el de la reciprocidad, para decir que si el amor es tal como Dios lo pensó, debe ser recíproco.

[…] «Cuando Jesús, ya cercano a su muerte, quiso resumir todas las enseñanzas que había dado durante su vida, dijo las palabras más sencillas que un pensador podía formular: “Ámense los unos a los otros” (Jn. 15,12).

Son palabras que todos comprenden, tanto la persona menos culta como el más grande científico o literato; son palabras que se pueden traducir en todos los idiomas, que pueden penetrar todas las culturas, desde Oriente hasta Occidente. Y es así, porque el amor es el misterio del origen de la vida entre los hombres. De hecho, es del amor entre dos personas –marido y mujer- que los hijos reciben la vida y que nace esa célula fundamental de la sociedad que es la familia. Además, el amor recíproco entre padres e hijos permite el desarrollo humano, físico y psicológico. Y también permite la convivencia armoniosa en el mundo civil. Por dicha razón, esas palabras pueden ser acogidas y aferradas enseguida por todos.

Pero muchas veces, meditándolas, no se entra en (no se llega a) toda su profundidad. Esas palabras encierran el secreto profundo del misterio del ser. De hecho, si todos los hombres, […] de cualquier condición, pueden enseguida entender esas palabras, si las mismas tienen un valor real en la vida de las familias y los pueblos, es porque encierran una realidad profunda, que concierne al ser mismo de Dios.

De hecho, es en el amor recíproco que se revela, para nosotros cristianos, la realidad íntima y esencial de Dios, su ser Trinidad, su ser amor recíproco entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, cada uno de los cuales es el Único Dios.

Es por lo tanto en el mandamiento del amor recíproco que la humanidad está llamada a vivir según el modelo de la vida de la Trinidad. Esto es en síntesis, el significado de la palabra “ágape”».

Pasquale Foresi, Luce che si incarna. Comentario a los 12 puntos de la espiritualidad de la unidad, Editorial Città Nuova, 2014 pp. 46-47 [fragmento del discurso al Simposio budista-cristiano, abril 2004, Castelgandolfo, Roma]

2 Comments

  • I love this, this is the gospel , this is the ideal, all we have to do is live it! Padraic O’S.

  • Grazie, Don Foresi! Sono parole che incantano l’anima, perchè esprimono il nostro dover e poter vivere, già qui in terra, a mo’ della Trinità. Cercando di viverle nell’incontro con popoli e culture diverse, sono poi proprio le diversità che diventano un arricchimento grandissimo e espressione di bellezza della Vita in Dio, Vita che un giorno, una volta arrivati da Lui, potremo vivere in pienezza.
    Edi, Kinshasa

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