2014_07_rpu_sicillia_sbarchiLos Chicos por la Unidad de Italia del sur realizaron, del 1° al 6 de julio de 2014, su encuentro anual con el título “Big Bang”, en las extremas periferias de Sicilia. Esta es la quinta cita y también este año ha sido rico de contenidos, lleno de emociones, abundante de compromisos.

La preparación estuvo a cargo de los mismos chicos quienes no sólo decidieron los contenidos, sino también la línea y las dinámicas a implementar. Se recorre la historia de estos cinco años y al mismo tiempo se mira al hoy. Fueron los jóvenes redactores del periódico de los Chicos por la Unidad de Calabria y Sicilia, “GRAFOTEENS”, quienes presentaron temáticas álgidas de la adolescencia, entre ellas la relación problemática con el propio cuerpo, que ha hecho que se incrementen los casos de anorexia y bulimia. Los chicos quisieron cambiar el enfoque del problema. Lo trabajaron a través de artículos de periódico y después, escenificaron un “psicodrama” con un final abierto que tenían que elaborar los distintos grupos de trabajo.

Otro tema álgido fue el de la relación entre los chicos y sus padres, propuesto por el psiquiatra y ensayista Ezio Aceti quien se refirió a la comunicación y a sentimientos fuertes que hoy desmejoran la amistad, el amor y dificultan la educación.

La noticia de la tragedia de los 45 inmigrantes que murieron en la bodega de una embarcación irrumpió en el programa del taller con todo su drama. El barco pesquero con los cadáveres arribó al puerto de Pozzallo, a pocos kilómetros del lugar donde se realizaba el taller. Los Chicos por la Unidad decidieron suspender su fiesta final para participar en una vigilia de oración para recordar a los difuntos y alentar a los sobrevivientes. A partir de esa decisión empezó un camino de profundización que los llevó a entrar en la llaga de la tragedia de la inmigración, a través de un diálogo con los funcionarios locales de Cáritas sobre el itinerario que realizan los inmigrantes y cuáles son las causas más profundas que obligan a miles de personas a huir de sus países en guerra, en busca de paz y trabajo.

De la Diócesis del lugar solicitaron a los Chicos por la Unidad que dieran su aporte al programa de la Vigilia. Los chicos decidieron aportar “sus raíces y sus alas”, refiriéndose a su camino dentro del Movimiento de los Focolares. Decidieron leer parte de un texto de Igino Giordani  de 1926: “Ven hermano exiliado, abracémonos”; el mismo explica el compromiso con los demás y con los últimos. Las alas en cambio las representaba una carta a los 45 inmigrantes muertos, escrita por Enrica, una chica de 14 años, quien pedía perdón por la insensibilidad de un mundo que se demuestra indiferente.

Al final de la Vigilia, quienes recibieron a los Chicos por la Unidad y les agradecieron por lo que habían leído, además del vicario del obispo, fueron los mismos inmigrantes que habían escapado de la muerte algunos días antes, junto con un grupo de menores. Enseguida nació un diálogo, en una especie de inglés balbuceado y un italiano precario, en el que los chicos de los Focolares concordaron con los inmigrantes algunas citas para ayudarlos a insertarse en el territorio. El verdadero “Big Bang” terminó así, o mejor dicho empezó con este arribo y con un reconocimiento: el “Premio Chiara Luce Badano”, entregado a las comunidades sicilianas de Ispica y Rosolini por la acogida ofrecida a los inmigrantes, especialmente a los jóvenes en busca de un futuro.

Fuente: Città Nuova online

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