2014_07_roberto“Siempre en alto” y “siempre para adelante”, parecía decir Roberto con el pulgar y el índice de la mano. Este fue el último gesto de Roberto, símbolo de su última aventura en esta tierra, antes de deslizarse dulcemente el jueves 24 de julio en los brazos del Padre.

Martes 6 de mayo. Roberto y su esposa Federica, ya tienen comprados los pasajes para un viaje a París, pero ese día tienen que correr a la Emergencia del hospital, pues Roberto advierte  algunos síntomas dolorosos. Nada les hace presentir que sea algo grave. Pero el sábado 10 de mayo, el resultado de la Tomografía Computarizada manifiesta una enfermedad sin ninguna esperanza de curación.

Desde hacía algún tiempo Roberto compartía su vida con los voluntarios del Movimiento de los Focolares, personas que libremente eligen a Dios y se comprometen a vivir el Evangelio en el campo social. Una experiencia de fe, de unidad y de amor mutuo. El ideal de la unidad fue potenciando lo que él ya era: un hombre que amaba con libertad, meticuloso, creativo, generoso.

Peppe, su amigo y también él voluntario, ese día estaba con ellos. Como médico, fue el primero en tener el resultado del estudio en sus manos. Hay dos modos de jugar este partido: desesperarse o lograr leerlo como un signo del Amor del Padre. Recordando lo que Chiara Lubich contaba de Santa Teresita, le dice a Roberto, que cuando tuvo el flujo de sangre no dijo que era tuberculosis, sino que dijo que había llegado el Esposo:Bueno Robi, ¡llega Jesús! ¡Empieza un partido entre tú y El!”. Roberto sabía bien lo que significa la enfermedad, y en especial ésta. Conoce el sufrimiento, el tener que consumirse, porque ya lo había vivido en su familia. Volviendo a casa, consciente de la situación, Roberto tiene un momento de rebeldía. Pero dura pocos minutos. Federica lo encuentra sereno, radiante. Le dice: “¿Sabes? Estoy preparado”. Incluso en el sufrimiento, la adhesión incondicional a los planes de Dios, a veces misteriosos, genera en su casa una realidad profunda, casi alegre. Quien va a su casa con la intención de consolar, sale en cambio consolado. Todo se da vuelta. Los planes humanos “se esfuman”, y entre éstos, sobre todo, el proyecto de adoptar a dos hermanitos, se transforman en incienso, oración, ofrecimiento.

Durante la primera serie de quimioterapia, para darle ánimo, Federica crea un grupo en Whatsapp, y enseguida en Facebook nace el “abrazo planetario”, una familia de personas que quieren sostenerlo y expresarle su afecto, que comparten los pequeños y grandes hechos de la vida cotidiana. Desde Brasil a África, a Suecia… Son los amigos que Roberto y Federica conocieron durante sus numerosos viajes, con la mochila al hombro, queriendo así  saciar su sed de amistad, con espíritu de verdadera hermandad. “¡Gracias! ¡Cuánto amor me tiene Dios, ustedes y mucha gente!. ¡No imaginaba que pudiese ocurrir esta explosión de unidad!, exclama un día Roberto.

En las últimas semanas, como en la montaña, comienza el tramo de subida más arduo. Sus ojos son trozos de cielo, que revelan el encanto y el abandono en los planes de Dios. Roberto expresa salud, no la salud del cuerpo, que poco a poco va decayendo, sino la del espíritu, que se va elevando. Hay un gran esfuerzo, un sufrimiento muy agudo, pero nunca la oscuridad. La noche del miércoles, Robi le dice a Federica: “Debes estar serena, porque yo estoy sereno”.

De un testimonio en el funeral: «Una extraordinaria normalidad envuelve sus últimas horas. Alrededor de su cama, junto con Federica, rezamos, cantamos, escuchamos los Nómades, también comimos un plato de pasta. Llegan los Chicos por la Unidad, por quienes Roberto tiene un especial afecto. Le traen su agradecimiento. Mientras su respiración se hace cada vez más dificultosa, aún en el dolor profundo de la separación, nos damos cuenta de que su alma está por despegar el vuelo, y vemos con nuestros ojos que la muerte es sólo un pasaje de la vida terrena a la Vida que no termina nunca. Vivir “siempre para adelante y siempre en alto” es ahora el modo de decirle nuestro gracias».

8 Comments

  • Grazie Roberto!
    Ci hai testimoniato che vivere d’Amore si può e che questa vita non finisce mai! Sarai Sempre con noi e noi saremo con te!

    • Quanto avrei voluto conoscerti… Tutto ciò che eri e che hai fatto in vita io oggi lo sento vivo in me!!E’ bello parlare «la stessa lingua»! Grazie Roberto!!

  • Grazie Roberto x averci fatto assaporare la Vita del Cielo gia’ qui sulla terra con il Tuo essere pienamente nell’Amore

  • Avevo avuto notizie dello stato di salute di Roberto e pur non conoscendoci di persona sentivo di elevare la lode a Dio e offrire tutto il mio vivere per tanti. E tra i tanti c’era posto anche per Roberto. Uniti in cielo come in terra.

  • Che bella ed stupenda esperienza! Veramente siamo una famiglia diversa…alcuni in cielo ed altri in terra eppure sappiamo di continuare a vivere gli uni per gli altri, per vivere con l’umanità «COME NEL CIELO COSÌ IN TERRA». Non ho conosciuto personalmente Roberto, ma gli ho chiesto subito di ottenere dal cielo la pace sopratutto nel Medio Oriente, in questo momento. Farò per lui i sufraggi. Un forte abbraccio a tutta la famiglia!

  • Il tuo cammino ti ha purificato e ora sicuramente sei con Gesù. Ti affidiamo soprattutto la gente che sta vivendo il martirio della guerra.

  • Ciao Roberto ! Mi unisco all ‘abbraccio, e ti chiedo di ricordarti di noi che su questa terra continuiamo il.Santo Viaggio, che possiamo portarolo avanti come tu hai fatto abbraccio a te e a tutti i mariapoliti celesti. Prego per i tuoi gamiliari, Ada

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