Jesús deja la región de Judea en dirección a Galilea. El camino lo lleva a cruzar Samaria. A mitad de jornada, a pleno sol, cansado por el camino, se sienta en el pozo que el patriarca Jacob había hecho 1700 años atrás. Tiene sed, pero no tiene cubeta para sacar agua. El pozo es hondo, 35 metros, como se puede ver aún en nuestros días.

Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. Jesús se ha quedado solo. Llega una mujer con un cántaro, y él, sencillamente, le pide de beber. Es una petición que va contra las usanzas de la época: un hombre no se dirige directamente a una mujer, y menos si es una desconocida. Además, entre judíos y samaritanos hay divisiones y prejuicios religiosos: Jesús es judío, y la mujer, samaritana. La confrontación e incluso el odio entre los dos pueblos tiene raíces profundas, de origen histórico y político. Además hay una barrera más entre él y ella, de tipo moral: la samaritana ha tenido varios hombres y vive en situación irregular. Quizá por eso precisamente no viene a sacar agua con las demás mujeres, por la mañana o al atardecer, sino a una hora insólita como aquella: a mediodía, para evitar sus comentarios.

Jesús no se deja condicionar por ningún tipo de barrera y entabla un diálogo con la extranjera. Quiere entrar en su corazón, y le pide:

“Dame de beber”

Se reserva un regalo para ella, el regalo de un agua viva: «El que tenga sed, que venga a mí, y beba el que cree en mí», lo oirán gritar más tarde en el templo de Jerusalén (Jn 7, 37). El agua es esencial para todo tipo de vida, y resulta aún más preciada en lugares áridos, como Palestina. Lo que Jesús quiere dar es un agua viva, como símbolo de la revelación de un Dios que es Padre, y es amor, el Espíritu Santo, la vida divina que Él vino a traer. Todo lo que Él da es vivo y para la vida: Él mismo es el pan vivo (cf. 6, 51ss.), es la Palabra que da la vida (cf. 5, 25), es simplemente la Vida (cf. 11, 25-26). En la cruz –dice también Juan, que fue testigo de ello– cuando uno de los soldados le traspasó el costado con la lanza, «al instante salió sangre y agua» (19, 34): es el don extremo y total de sí mismo.

Pero Jesús no impone. Ni siquiera reprende a la mujer por su convivencia irregular. Él, que todo lo puede dar, pide, porque en verdad necesita que ella le dé:

“Dame de beber”

Pide porque está cansado, tiene sed. Él, el Señor de la vida, se hace mendigo, sin esconder su humanidad real.

También pide porque sabe que si la otra da, podrá abrirse más fácilmente y disponerse a acoger a su vez.

Esta petición da lugar a un coloquio a base de argumentos, equívocos y pensamientos profundos, al término del cual Jesús puede revelar su identidad. El diálogo hace caer las barreras defensivas y la lleva a descubrir la verdad, el agua que Él ha venido a traer. La mujer deja lo más preciado que tiene en ese momento, su cántaro, porque ha encontrado otra riqueza, y corre a la ciudad para iniciar, a su vez, un diálogo con los vecinos. Tampoco ella impone, sino que relata lo ocurrido, comunica su experiencia y plantea un interrogante sobre la persona que ha conocido y que le ha pedido:

“Dame de beber”

En esta página del Evangelio me parece captar una enseñanza para el diálogo ecuménico, cuya urgencia se nos recuerda cada año en este mes. La «Semana de oración por la unidad de los cristianos» nos lleva a tomar conciencia de la división escandalosa entre las Iglesias, que se mantiene desde hace demasiados años, y nos invita a acelerar los tiempos de una comunión profunda que traspase cualquier barrera, igual que Jesús superó las fracturas entre judíos y samaritanos.

La falta de unidad entre los cristianos es sólo una de las tantas faltas de unidad que nos desgarran en todo tipo de ámbitos, alimentadas por malentendidos, confrontaciones en la familia o en la comunidad de vecinos, tensiones en la oficina, rencor hacia los inmigrantes. Las barreras que en muchos casos nos dividen pueden ser de tipo social, político, religioso o simplemente fruto de costumbres culturales distintas que no sabemos aceptar. Son éstas las que desencadenan los conflictos entre naciones y etnias, pero también hostilidad en nuestro barrio. ¿No podríamos, como Jesús, abrirnos al otro por encima de diferencias y prejuicios? ¿Por qué no escuchar, independientemente de cómo se formule, una demanda de comprensión, de ayuda, de un poco de atención? En quien es de un bando contrario o de distinta extracción cultural, religiosa o social, también se esconde un Jesús que se dirige a nosotros y nos pide:

“Dame de beber”

Me viene a la mente otra palabra similar de Jesús, que pronunció en la cruz y que también recoge el Evangelio de Juan: «Tengo sed» (19, 28). Es la necesidad primordial, expresión de cualquier otra necesidad. En toda persona necesitada, desempleada, sola, extranjera, aunque sea de otro credo o convicción religiosa, aunque sea hostil, podemos reconocer a Jesús, que nos dice: «Tengo sed», y que nos pide: «Dame de beber». Basta con ofrecer un vaso de agua, dice el Evangelio, para obtener una recompensa (cf. Mt 10, 42), para entablar el diálogo que recompone la fraternidad.

También nosotros, por nuestra parte, podemos expresar nuestras necesidades sin avergonzarnos de «tener sed», y pedir a nuestra vez: «Dame de beber». Así podrá iniciarse un diálogo sincero y una comunión concreta sin miedo de la diversidad, de exponernos a compartir lo que pensamos ni de acoger lo que el otro piensa. Podremos aprovechar, sobre todo, el potencial de quien tenemos enfrente, los valores que tiene, aunque estén escondidos; como hizo Jesús, que supo reconocer en la mujer algo que Él no podía hacer: sacar agua.

 Fabio Ciardi

17 Comments

  • Thanks to this Word of Life, one couple who had not gone to church for many years went to mass last Sunday. They are deeply moved by the word that invites us to have dialogue. Especially the word that we should give some water to the one who is thirsty. It helps us to look at each other with compassion.

  • Gracias Fabio por tan bellisimo mensaje, estoy segura q ha sido inspirado por Chiara y por el Espiritu Santo. Es tan actual y podemos aplicarlo en cada momento de nuestra vida, tenemos que acoger al hermano viendo en el a otro Jesus y dejarnos amar por Jesus presente en nuestro projimo tambien. Solo el Amor derriba las barreras! Algo que tenemos que recordar y dejar ser todos los dias. Gracias por recordarmelo! Uno!

  • hoy con 53 años de edad recuerdo cuando a mis 15 años conocí el ideal de la unidad y siempre se que hay que VIVIR EL EVANGELIO y VER A DIOS EN EL HERMANO. agradeciendo siempre que exista LA PALABRA DE VIDA mensual. éxitos.

  • Gracias por volver a saber de ustedes y retomar la palabra de vida como centro de mi vida gracias

  • Grazie. Propongo sviluppare questa nuova esperienza, in modo che non sia solo p. Fabio a fare il commento. Ma lui con altri, un guppo piu’ eterogeneo in vocazioni, nazionalita’, ecc. E’ un’idea che mi e’ sorta leggendo questo bel commento, e che percio’ metto in comune per incominciare a vivere in qualche modo anche questa Parola di Vita.

  • I must confess that i am so happy to be a witness to this word of life and the focolare movement that has really change my life, reasoning and thought about other churches, religious, social and cultural group.
    I now know that unity and love is the way to bridge the gap

  • Grazie a Fabio Ciardi per il commento alla Parola di Vita, molto bella e tanto attuale da vivere e da lasciarci vivere dalla Parola. Che lo Spirito Santo lo guidi e lo illumini in questo compito…..non «dopo»Chiara, ma con Chiara.
    Non nascondo però che questa novità mi ha un po’ addolorata.
    Buon lavoro e buon Anno.

  • Grazie anche a Padre Ciardi che in sintonia con Chiara ci aiuterà vivere l’Ideale e preghiamo anche per l’unità di tutti i cristiani che ricordiamo nella settimana di pregfhiera Buon anno

  • Un grazie grande a P. Fabio che si è assunto quest’impegno importante e lo porta avanti con tanta semplicità espositiva e sapienza. Credo che il grazie più bello sia per lui avere non un ritorno in commenti, ma in esperienze di Vita.

  • Questa mattina ho letto la parola di vita , ed ho avvertito che essa mi aveva dissetato. Grazie Padre Fabio per il bellissimo, lineare commento che arrivato diritto all’anima mi dice :fai altrettanto subito:

  • Grazie P. Ciardi per il bellissimo commento alla Parola di Vita del mese.Pur seguendo lo stile di Chiara si nota subito che vengono messi in rilievo riflessioni e approfondimenti nuovi più vicini alla realtà attuale.Complimenti :L’eredità che Chiara ha lasciato è in buone mani.

  • Esta palabra me permite comprender una experiencia, que por gracia y misericordia, somos aquellos que al dar el primer paso en amar, junto al diferente, nuestro hermano, protagonizamos la transformación de cada encuentro en escuela de comunión. Lo experimentamos sorpresivamente con un hombre desconocido durante unas vacaciones en el mar. Feliz 2015 ! siendo en un momento jarra para dar el agua que pasa por nosotros y en otro reconociendo nuestra sed, para recibir el don del hermano.

  • Grazie della Parola di vita commentata da Fabio Ciardi, è in sintonia con i commenti di Chiara. Dal Paradiso Chiara sarà contenta che camminiamo nell’ideale. lei è la madre che sostiene. Buon anno sr Maria teresa

  • Grazie per questa bellissima Parola di vita e per il commento che , come Chiara faceva, ci aiuta concretamente nelle più disparate situazioni della vita . Mi sembra il vademecum per attuare il» Che tutti siano uno» e il modo migliore per iniziare l’anno !
    Grazie Padre Fabio , assicuriamo la preghiera perchè possa essere sempre guidato dallo SS in questo compito cos’ delicato.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *