20150212-01«Hermanos y hermanas, cuando escucho las palabras ‘victoria’ o ‘derrota’ –dijo el papa Francisco en la audiencia general del 4 de febrero pasado- siento un gran dolor, una gran tristeza en el corazón. No son palabras justas; la única palabra justa es ‘paz’. Ésta es la única palabra justa. Yo pienso en ustedes, hermanos y hermanas ucranianos… Piensen, ¡ésta es una guerra entre cristianos! ¡Todos ustedes han recibido el mismo bautismo! Están luchando entre cristianos. Piensen en el escándalo. Y recemos todos, porque la oración es nuestra protesta ante Dios en tiempos de guerra».

Mientras la diplomacia mundial se moviliza, los hechos parecerían objetar cada perspectiva de paz. Sin embargo hay gente e instituciones que trabajan con valentía para salvaguardarla, incluso poniendo en riesgo su vida.

Preguntamos a Vera Fediva, del Movimiento de los Focolares residente en Ucrania: ¿Cómo vive la gente común esta situación?

«Es un período muy difícil para nuestro país; un período lleno de dolor y frustración. Casi 5.000 civiles han muerto, hay muchos heridos y personas que han quedado discapacitadas, miles de refugiados y lamentablemente no se logra entrever el fin de esta tragedia. A menudo recordamos la forma como nació el Movimiento, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando todo se derrumbaba… pero nunca hubiéramos podido imaginar que pudiera suceder todavía en el siglo XXI, casi en el corazón de Europa en un país tranquilo como Ucrania. Nuestra comunidad reside en Mukacevo, en la parte occidental del país, donde no hay conflictos armados. Pero psicológicamente es difícil mantener el equilibrio también porque muchos de nosotros tenemos amigos, parientes, vecinos de casa que combaten. Muchos han perdido seres queridos. Vivimos una situación en donde nada es estable. Es difícil planificar algo. Nadie sabe qué puede suceder mañana. Quizás el único hijo o el marido parten para la guerra. Podemos contar sólo con Dios, que es Amor. Como cuando inició el Movimiento… En esta situación sentimos que es muy importante no dejar que el odio entre en nuestro corazón, para tener la capacidad de perdonar y también de rezar por nuestros enemigos».

Come dice el Papa, la oración es nuestra protesta. Un año después del inicio del conflicto, ¡cómo se han movido como comunidad de los Focolares y junto a otros cristianos para hacer sentir esta “protesta”?

«Desde hace algunos años trabajamos en defensa de la vida en todas sus formas; esto nos ha permitido construir muchas relaciones con personas de varias iglesias cristianas de nuestra ciudad. Hemos realizado algunos eventos como las “Marchas por la vida” y las “Fiestas de la familia”. El estímulo nos llegó del ejemplo del grupo “Ecumena” de Kosice (Eslovaquia), que se basa en la espiritualidad de la unidad . El año pasado organizamos, en el centro de la ciudad, un gran evento de “Oración por la Paz en Ucrania”, junto con unas diez iglesias distintas, con una grandísima participación del pueblo. Posteriormente seguimos encontrándonos y hemos vivido juntos tres grandes momentos de “Oración por la paz” desde cuando empezó la guerra. Nos parece que esta unidad entre nosotros es especialmente importante, ahora que los cristianos combaten y se matan unos a otros en esta guerra sin sentido. Es nuestra pequeña y silenciosa respuesta a la oración del Papa, para superar el escándalo de la división y dar un aporte a la paz y a la reconciliación de nuestro país».

 

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