20150322-01
Bukavu. República Democrática de Congo

La República Democrática de Congo, un gran país con inmensos recursos naturales. 72 millones de habitantes, algunos centenares de etnias distintas. Las difíciles relaciones con Occidente, la guerra por la explotación de los minerales, el drama de una población olvidada.

Entrevistamos al biólogo congolés Pierre Kabeza, sindicalista, padre de familia, que desde hace tres años tuvo que dejar su ciudad, Bukavu, en la región de los Grandes Lagos, y ahora estudia en el Instituto Universitario Sophia.

Usted tuvo que expatriarse, dejando esposa e hijas. ¿Por cuáles motivos? «A veces hay cosas que se pueden comprender y ver con claridad sólo con los ojos que han llorado, decía Mons. Munzihirwa, obispo de Bukavu, asesinado por su lucha a favor de la justicia. Después de su muerte todos estábamos desanimados, pero llegó Mons. Kataliko quien eligió seguir su mismo camino: hablar por los que no tienen voz. Kataliko secó las lágrimas de un pueblo que ya nadie escuchaba. El 24 de diciembre de 1999 escribió un mensaje en el que denunciaba la guerra injusta, la ocupación de Congo por parte de los países limítrofes, la explotación y el saqueo de los recursos mineros. Por esto se le impidió desarrollar su labor pastoral por 7 meses y 20 días. Las campanas no volvieron a repicar. Todos los días hacíamos sit-in de protesta, hasta que regresó a la diócesis. Musulmanes y cristianos de Bukavu, fuimos juntos a la Catedral, donde Mons. Kataliko celebró una misa de perdón por aquéllos que lo habían hecho sufrir. Murió en Italia, unas pocas semanas después.

Para llevar adelante la obra de nuestros obispos – defensa de la verdad, lucha por la justicia y por la libertad – nació el grupo “Dauphin Munzihirwa Kataliko” (DMK). Las iniciativas recordar la memonia de nuestros obispos molestaban a sus enemigos. Con el grupo DMK, del que yo era responsable, nos comprometimos en el campo de la educación, empezando con la escolarización de los niños. De hecho los docentes no reciben una retribución por parte del Estado, sino que son apoyados por los padres. Trabajamos para que el gobierno congolés asumiera sus responsabilidades. Promovimos manifestaciones, sit-in, huelgas… fuimos a prisión. Se nos consideraba personas que alteraban el orden público. Me reuní con todos los responsables del país, incluso con el presidente de la República al que le recordé el artículo 43 de nuestra Constitución que reconoce la gratuidad y la obligación de garantizar que los niños asistan a la escuela primaria. Me escuchó, pero lamentablemente hasta ahora nada ha cambiado. Por mi empeño fui amenazado, detenido y torturado. Mi casa fue atacada en dos ocasiones. Destruyeron todo. Así, tuve que irme para salvar mi vida».

Un guerra olvidada. 6 millones de muertos, 2 millones de mujeres y niños que huyen de sus aldeas y ciudades. ¿Nos puede contar algo más?

«Sí. También María Voce, presidente de los Focolares, dijo que parece ser que los muertos en “tierras lejanas de Occidente” valen menos en términos de humanidad y tienen “menos peso político sobre la conciencia de la comunidad internacional”. Es el caso de Congo. Nuestros muertos no le interesan a la comunidad internacional, porque nosotros estamos en las periferias del mundo. Sin embargo, hoy, la guerra es el común enemigo de todos. Mandela nos enseñó que “nacimos para ser hermanos”.

Aquí en Europa se habla poco de la guerra en Congo, y no se dice toda la verdad. No se trata sólo de guerras étnicas. Es verdad que en África tenemos muchos problemas, pero me pregunto: ¿por qué el fuego se enciende sólo en los países ricos, donde hay minerales y petróleo? Siempre hay fuego donde se extraen coltán, oro, diamantes. ¿Y dónde van a parar estos minerales ensangrentados? Se les usa para fabricar smartphone, air bag, navegadores etc. Se calcula que por cada kilo de coltán extraído en Congo mueren dos niños. Otros se ven obligados a convertirse en “niños y niñas soldados”. Sería importante que nuestros niños sepan que para que puedan utilizar un video-juego hay otro niño que pierde la vida en las periferias del mundo».

¿Qué significado tiene para Usted hacer esta experiencia intelectual y humana en el Instituto Universitario Sophia? ¿Cuáles son sus expectativas personales y en vista del bien de su país?

«Sophia ha sido uno de los dones que recibí en Italia. Pienso que hubiera sido mejor hacer la experiencia de Sophia antes de comprometerme como sindicalista, porque aquí entendí la importancia de la fraternidad. Creo que el fracaso de nuestra sociedad congolesa radica en el hecho de que hemos olvidado el principio de la fraternidad, una fuerza que une a todos, que no excluye a nadie. Hoy entendí que el otro es parte de mí, que sus problemas son los míos. El compromiso político nos debería ayudar a comprender que somos responsables los unos de los otros. En Sophia entendí también el sentido de la diversidad entre nosotros. Somos iguales pero distintos y si los seres humanos aprovecharan esta riqueza, sería un bien. Sophia me ha enseñado además a entender el camino del diálogo. El verdadero diálogo es el que le da espacio al otro, en quien existe siempre una parte de verdad».

Video

 

 

4 Comments

  • Hi to all, the contents present at this website are truly amazing for people experience,
    well, keep up the nice work fellows.

  • That is a great tip particularly to those fresh
    to the blogosphere. Short but very accurate info… Many thanks for sharing this one.

    A must read post!

  • Spot on with this write-up, I honestly feel
    this website needs far more attention. I’ll probably be returning to read through
    more, thanks for the advice!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *