Giordani-11«La cosa empezó, como las cosas de Dios, de una humilde semilla. Silvia Lubich era hija de un comerciante de vino, quien se había visto reducido a empleado municipal debido a la crisis económica de la Segunda Guerra Mundial, y de una ama de casa de Trento, quien siendo joven había trabajado en la tipografía de Cesare Battisti. Dos cristianos trentinos: sencillos, honestos, sin muchas historias. Ellos habían traído al mundo cuatro hijos, un varón, el primogénito, y tres chicas, entre las cuales Silvia, que nació el 22 de enero de 1920, era la mayor. A todos les impartieron una educación cristiana, la cual forjó en Silvia una piedad lineal desde la infancia. Lineal, porque no permitía dobleces: no permitía que se dividiera el deseo entre Dios y el mundo, que se pensara en el bien y el mal, que se mostrara una cosa y se escondiera otra. Estaba Dios: Dios era todo y por lo tanto era necesario ser todos de Dios: hacer la voluntad de Él, siempre, como un rayo de sol que sale del cielo para posarse en la tierra».

Es el inicio de Historia de Light, es decir la historia de Chiara Lubich escrita por uno de los protagonistas de los acontecimientos descritos: Igino Giordani, personalidad insigne de la cultura y de la política italiana, co-fundador del Movimiento de los Focolares.

«Ser una obra maestra no es nunca fácil para ninguna obra», escribe Alberto Lo Presti, director del Centro Igino Giordani, al introducir el primer capítulo. «Imaginen lo que será para un libro que tiene que disputar esa primacía con otro centenar, todos los que escribió Giordani. La historia de Light, en cambio, nunca ha visto la luz. No sólo: es un texto desconocido también para quienes –en estos años- lo han custodiado. Fue el mismo Giordani quien pidió que esperaran, cuando –en realidad- cualquier autor habría preferido lo contrario, sobre todo por lo que se refiere a sus mejores trabajos».

«Historia de Light no es una investigación conducida según las normas y la metodología de la historiografía. Podríamos definirla como la narración de la prodigiosa intervención suscitada por el Espíritu Santo –que se hace visible en la figura y en las acciones de Chiara Lubich- en la historia del siglo XX. En otras palabras, está constituida por una serie de cuadros narrativos en donde la línea biográfica de Chiara se entrelaza con el designio de Dios sobre la humanidad afligida, sin ideales y trastornada socialmente por las divisiones y las guerras mundiales. Por eso en la sutil trama de la Historia de Light, reconocemos algunos elementos básicos de la compleja personalidad de Giordani. Él vivió, como protagonista, todos los principales dramas del siglo XX, recibió heridas de guerra, sufrió persecuciones ideológicas, aceptó la marginación civil. Fue un hombre de fe, trabajó para la Iglesia y la cultura, consciente de que el mal radical sería vencido por un nuevo espíritu cristiano, que buscó tenazmente. Encontró a Chiara Lubich, en septiembre de 1948, y percibió en ella la luz (light) que estaba buscando. Fue su discípulo poniendo a disposición de la fundadora del Movimiento de los Focolares toda su inteligencia y voluntad. Nunca tuvo dudas de la fuerza y de la preminencia de la figura de Chiara para la Iglesia, para la sociedad, para la historia contemporánea y para el porvenir. Por lo tanto, Giordani no podía, ni si lo hubiese querido, escribir una historia completa de Chiara Lubich, tomando distancia, con una metodología inexpugnable. Su vinculación humana y espiritual no se lo podían conceder».

«El Autor había escrito numerosos volúmenes sobre las más grandes figuras espirituales: Catalina de Siena, Ignacio de Loyola, Magdalena de Canossa, Contardo Ferrini, Francisco de Paula, Vicente de Paúl, Francisco de Sales, Francisco de Asís, sólo para citar algunos trabajos monográficos. Se trata de una galería de personalidades extraordinarias, de épocas y contextos diferentes. El lugar de honor, en esta rica secuela, ha sido asignado a Chiara Lubich, de cuya historia hizo su “obra maestra”. Cuando, con 54 años, la historia lo llamó a la cita con Chiara, no llegó espiritualmente desarmando. Sabía evaluar la grandeza religiosa de un ideal, y tenía los instrumentos para medir la magnitud de una intuición mística. Por dicha razón […] podemos creer que Giordani advirtió una especie de supremo deber de dar testimonio de la verdad de quién fue realmente Chiara. Por otra parte, este papel él lo asumió desde los primeros momentos en que empezó a frecuentar a Chiara y al primer núcleo de focolarinas. Con su erudición, estaba en grado de revelar la importancia y la novedad de la figura de Chiara a las jóvenes que la seguían».

«Giordani vivió momentos difíciles en donde Chiara Lubich y los Focolares estuvieron bajo la lupa de la Congregación del Santo Oficio. De dicho período –estamos en los años Cincuenta- y todavía durante muchos años después, se produjo una difusa actitud de prudencia que inducía a la máxima discreción sobre la figura de Chiara. Si bien era necesario contener los sentimientos de afecto y de estima hacia Chiara, a Giordani no le cabía duda de que la verdad sobre ella se escribiría y se transmitiría. Por eso, Historia de Light, su “obra de arte”.

Introducción a la Historia de Light (texto integral en italiano) – publicado en Nuova Umanità, enero-marzo 2015

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