A.Cerquetti Mater Christi
Ave Cerquetti, ‘Mater Christi’ – Roma, 1971

Entre las muchas palabras
que el Padre pronunció
en su Creación
hubo una muy singular.

Más objeto de intuición
que de intelecto,
más sombra suave y tibia
que esplendor de sol divino,
casi una nubecita diligente y blanca
que atenúa y adapta los rayos de sol
a la capacidad visual del hombre.

Estaba en los planes de la Providencia
que el Verbo se hiciera carne,
que una palabra, la Palabra,
fuera escrita en la tierra en carne y sangre
y esa palabra necesitaba de un fondo.

Las armonías celestiales
anhelaban, por amor a nosotros,
transferir su concierto único y solo,
bajo nuestras tiendas:
pero necesitaban de un silencio.

El protagonista de la humanidad
que daba sentido a los siglos pasados
e iluminaba y convocaba detrás de sí a los siglos futuros,
debía hacer su aparición en el escenario del mundo,
pero tenía necesidad de una pantalla blanca
que le pusiera de relieve.

El proyecto más grande que el Amor-Dios
pudiera imaginar,
tenía que desarrollarse majestuoso y divino
y todos los colores de las virtudes
tenían que encontrarse en orden
y preparados en un corazón
para servirlo.
Esta sombra admirable
que contiene al sol
y ante él se retira y en él se reencuentra;
ese fondo blanco
inmenso casi como un abismo,
que contiene la Palabra que es Cristo
y en él se pierde,
la luz en la Luz; ese altísimo silencio
que ya no calla
porque en él cantan las armonías divinas del Verbo
y en él se vuelve nota de las notas,
casi el “la” del eterno canto del Paraíso;
ese escenario majestuoso y bello como la naturaleza,
síntesis de la belleza profunda del Creador en el universo,
pequeño universo del Hijo de Dios,
que ya no observa
porque cede su parte y su interés
a quien tenía que venir y ha venido,
al que tenía que hacer y ha hecho;
ese arco iris de virtudes
que dice “paz” al mundo entero
porque al mundo le ha dado la Paz;
esa criatura imaginada
en los abismos misteriosos de la Trinidad
y a nosotros dada,
era María.

De ella no se habla,
de ella se canta.
En ella no se piensa,
a ella se la invoca.
No es objeto de estudio,
sino de poesía.
Los más grandes genios del universo
han puesto el pincel y la pluma
a su servicio.

Si Jesús encarna al Verbo,
al Logos,
la Luz,
la Razón,
Ella es la personificación del Arte,
de la Belleza,
del Amor.

Obra maestra del Creador,
María,
Por quien el Espíritu Santo
ha echado mano a toda su inventiva,
ha volcado muchas de sus inspiraciones.
¡Hermosa María!
De ella nunca se dirá lo suficiente.

(Publicado en María transparencia de Dios, Ciudad Nueva, Buenos Aires 2003, pág 9)

Fuente: Centro Chiara Lubich

1 Comment

  • For some of us Mary has been more than a blessing. So many times she has intervenes in our situations of our life. She is really a mother. Try Her

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