ChiaraLubich_primi_compagniSiguiendo la costumbre inaugurada ya por Chiara Lubich, los Focolares esparcidos por el mundo, profundizan cada año un punto de la espiritualidad de la unidad. Después de haber meditado y vivido un punto central, la Eucaristía, ahora se concentran sobre el punto específico de ellos: la unidad.

Existen muchísimos escritos de la fundadora que se refieren a este punto esencial de la espiritualidad focolarina, que permanecen como un precioso legado y como puntos de referencia claros. Proponemos uno de ellos:

«Si estamos unidos, Jesús está entre nosotros. Y esto vale.
Vale más que cualquier otro tesoro que pueda poseer nuestro corazón: más que la madre, que el padre, que los hermanos, que los hijos.

Vale más que la casa, que el trabajo, que la propiedad; más que las obras de arte de una gran ciudad como Roma, más que nuestros asuntos, más que la naturaleza que nos rodea, con las flores y los prados, el mar y las estrellas: ¡más que nuestra alma!

Él es quien, inspirando a sus santos con sus verdades eternas, hizo época en toda época.
También ésta es su hora: no la de un santo, sino la de Él; de Él entre nosotros, de Él viviente en nosotros, que construimos – en unidad de amor – su Cuerpo místico.

Pero es preciso dilatar a Cristo; hacerlo crecer en otros miembros; hacerse como Él portadores del Fuego. ¡Hacer uno de todos y en todos el Uno!

Vivamos momento a momento en la caridad la vida que Él nos da.

El amor fraterno es el mandamiento básico. Por lo cual todo vale en cuanto es expresión de sincera caridad fraterna. Nada vale de todo cuanto hacemos si en ello no está el sentimiento de amor por los hermanos; porque Dios es Padre y tiene en su corazón siempre y sólo a sus hijos».

Chiara Lubich, La doctrina espiritual, 2002 Ciudad Nueva, Madrid, pág. 151

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