En su “carta ética” se definen como quienes están «en las contradicciones y en las dificultades del momento actual haciéndose cargo y compartiendo los sufrimientos del mundo del trabajo… desde la óptica de la fraternidad universal».
En esta tensión se pueden identificar los signos de una “nueva escuela de pensamiento” muy necesaria, la cual fue indicada por Pasquale Foresi, cofundador del Movimiento de los Focolares, en el estudio: “Es la vida las que nos hace comprender”, donde afirma: «el trabajo no es sólo un medio para vivir, sino que es algo inherente a nuestro ser personas, y por lo tanto, también un medio para conocer la realidad, para comprender la vida».
Un método visto en acción a través del relato de la experiencia de los empleados de la ex CGlobal de Pisa, involucrados en una de las tantas reestructuraciones y traslados de empresas y de la historia del fondo sindical “vínculo de solidaridad” de Pomigliano d’Arco, en Nápoles. El mismo nació gracias a la parroquia San Felice in Pincis, como una forma de ayuda recíproca en una comunidad que corría el riesgo de resquebrajarse ante la desocupación originada por la división internacional del trabajo fomantada por las sociedades multinacionales.
El cuadro fue completado con el aporte de Alberto Botto, secretario general del Sindicato Luz y Fuerza de Rosario, en Argentina, quien contó la experiencia de la resistencia de las organizaciones de los trabajadores ante el poder de las dictaduras militares y las recetas liberales de privatizaciones que amenazaban con disolver su país.
Frente al paradigma “de una economía que mata”, citando al Papa, precisamente aquéllos que han decidido actuar en el sindicato “por su sed de justicia”, están experimentando, en estos años, la fragilidad y los límites de su organización ante la mercantilización global de la vida.
En estos tres días se quiso crear un lugar libre de trincheras, donde cada uno de los presentes pudiera ofrecer las razones profundas de su compromiso. Una reciprocidad que tuvo momentos de diálogo exigente con Mauricio Landini y Marco Bentivogli, secretarios nacionales de los dos sindicatos de metalurgia y mecánica italianos (FiomCgil y Fim Cisl), además de Giorgio Cremaschi del sector crítico y radical.
En el programa contó con momentos de diálogo con Cecilia Brighi, quien trabaja desde hace varios años representando el sindicalismo en la Organización Internacional del Trabajo y con los docentes Antonio Maria Baggio, Bárbara Sena y Alberto Lo Presti quien presentó la actualidad de un texto fundamental que ha sido reeditado por Cittá Nuova (“Cuestión obrera y cristianismo”, de Von Ketteler).
El trabajo del seminario, guiado por Antonella Galluzzi y Stefano Bioni, referentes de “Made in the World”, y acompañado por los responsables del diálogo cultural del Movimiento de los Focolares, Caterina Mulatero y Joao Manuel Motta, contaron con la participación de la presidente del Movimiento, María Voce, quien hizo la siguiente observación: «no es verdad que el trabajo falte. Dios no nos ha dejado sin trabajo, basta con mirar a nuestro alrededor y ver ¡cuánta urgencia y necesidad tiene la comunidad civil! ¿Dónde terminó el trabajo? Con la corrupción y la avidez de ganancia sin límites se ha creado una fractura entre el trabajo y el dinero, y su uso» Por este motivo hay que «asumir entre todos esta llaga de la humanidad», mediante nuestra “competencia” que es «la fraternidad universal, reconciliar al hombre con el hombre».
Los participantes regresaron con el fuerte deseo de compartir lo que vivieron para promover espacios de diálogo con los otros sindicatos. «Hemos comprendido que no estamos solos – afirmó uno de los sindicalistas argentinos-, y que es muy importante permanecer unidos para dar alma a la lucha sindical y para llegar a todos».
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