20151229-01«Soñé un focolar entre los mocambos –escribe Chiara Lubich en su diario el 21 de abril de 1964 durante un viaje a Brasil construído como un mocambo. Porque nuestra casa debe ser como el ambiente donde se desarrolla el apostolado principal». Algunos años distantes, el sueño se cumple. Lucival, Helson, Keles (brasileros), Estimable (haitiano), Fabrizio (italiano), desde hace casi un año dejaron su vivienda de la capital Florianópolis para mudarse al morro, una de las muchas “periferias existenciales” del mundo.

“¿Cómo les está yendo?”, le preguntamos a estos focolarinos. «Tratamos sobre todo de integrarnos en el nuevo ambiente. Keles trabaja en la escuela de los Maristas, que en el morro posee gran importância educativa y social para los niños y adolescentes. Lucival –que trabaja en la “Fazenda da Esperanȥa”, una comunidad de recuperación para jóvenes toxicodependientes- se comprometió en la “Associacão de Moradores Alto da Caieira”, una organización para custodiar los derechos de los habitantes del morro».
Sabemos que ser aceptado por la gente de las favelas no es siempre fácil. Estos cinco jóvenes lo están probando, ayudados también por el Padre Vilson Groh, que vive em el morro desde hace más de treinta años.

«Es estando con la gente –dicen– que surgen las ideas. Por ejemplo, alguien lanzó la propuesta de celebrar la misa en las casas, por turno. Así es que desde hace un par de meses cada jueves así lo hacemos. Mientras que el miércoles, siempre en casas distintas, los hombres recitan el rosario (una costumbre bastante común en Brasil). No son grandes los números (más o menos 10/12 personas) pero es una semilla sembrada que ya está dando sus frutos, en el sentido de que vemos poco a poco aumentar el conocimiento y la confianza, sea hacia nosotros como también recíproca entre ellos. Crece el sentido de responsabilidad comunitaria, el sentir que son propias las necesidades del otro».

missa con Pe.Vilson¿Algún episodio para poder comprender mejor? «Había un hombre dependiente del alcohol que dormía en un basural. El Padre Vilson habló de esto con la comunidad que se preocupó para integrarlo en un camino de recuperación. Le construyeron literalmente su vivienda (una cabaña de madera de casi 3 metros x 4), que también amueblaron. Alguien llevó una cocina, otro la cama, otro la heladera, etc. Hace dos semanas, entre 15 adolescentes confirmados estaba también él. Y el jueves de la semana pasada la misa se celebró en su casa. Nos enteramos también de la situación bastante inhumana de una mujer. Y es nuevamente la comunidad que está trabajando para ayudarla. Así como vemos que son ellos mismos los que distribuyen a quien tiene necesidad todo lo que logramos obtener, sea ropa o comida».

Y como señal de que las relaciones se están verdaderamente profundizando, cuentan que en el último viernes unas veinte personas se encontraron en el focolar para la “confraternização”, un momento de fiesta para la Navidad, donde cada uno trajo algo. También aqui, en el morro, no sólo comimos juntos el célebre «churrasco” brasilero, sino que también se festejó a Jesús que una vez más no desprecia nacer –como en Belén– en la pobreza de una favela.

3 Comments

  • Comovente o vosso testemunho. Obrigado por partilha-lo conosco. Pedimos a Jesus Menino nos ajude na realização da plena unidade e amor fraterno para com todos. Que no Ano Novo continue proporcionando momentos de alegria pura com Sua presença viva no meio de nós.

  • Me parece extraordinario, sobre todo en este siglo tan ‘movido’. La gracia y la paz los acompañe para hacer allí y en todas partes la Voluntad de Dios.
    Favelas, villas, asentamientos…muchos nombres y el mismo problema…solucionable cuando se pone garra y sobre todo, mucho AMOR.

  • E` di questa testemonianza che il mondo di oggi ha bisogno. Sono con voi in questa avventura. Mi ha molto colpito quanto aveva scritto Chiara: «Ho sognato un focolare fra i mocambos». Mi sento pienamente espresso in questa esperienza bellissima.

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