Claretta_dal_Ri-04«Diciembre 1948. Esta noche, en la oficina de mi padre se ha reunido la crema y nata del ambiente católico de Rovereto: los presidentes de las asociaciones juveniles de la Acción Católica, de San Vicente, de las Hijas de María, de la Tercera Orden franciscana y el párroco naturalmente. Y estoy yo, con 18 años, presidente de la Juventud estudiantil.

La oradora es Valeria Ronchetti. Hay algo en ella que me sorprende, habla de Dios, pero no como había oído hablar hasta ahora a otras personas; no hay nada externo o estudiado, ¡Valeria lo posee! Ella expresa algo que le quema en el corazón, y que desborda con fuerza… Quedé impresionada.

Es un relato de guerra, cuenta experiencias sobre lo que ha encontrado, junto con sus compañeras, en el Evangelio, sobre cómo han descubierto que Dios es Amor; es un torrente de agua viva que me sumerge. A la luz de las velas, porque se fue la luz, un señor entrado en años y muy serio le pregunta irónicamente: «Pero señorita, ¿no tiene miedo de entusiasmar así a la juventud? ¿Y si fuera un fuego de paja?».

Valeria es una persona llena de entusiasmo, cuando habla está llena de fuego y así son sus respuestas. Se pone de pie y con vehemencia dice: «¿Cómo? Si no tenemos miedo de entusiasmar a la juventud con el deporte, la pintura, la montaña, todas cosas bellas pero que pasan; ¿cómo vamos a tener miedo de que la juventud se entusiasme con Dios que es el único que permanece?».

Claretta_dal_Ri-02Un gran silencio. Yo quedo literalmente conquistada. La montaña, la música, la pintura… ¡Todo eso lo he experimentado! Todas las cosas sanas y bellas las he probado, y me he dedicado a ellas por años, pero nunca me han llenado verdaderamente. En esta búsqueda siempre había quedado insatisfecha. Pero entonces éste es el punto, es esto lo que busco: es Dios la respuesta a este último período de insatisfacción, de soledad, de confusión en mis relaciones, de activismo, de aburrimiento.

Todos se van del lugar, saludando a Valeria con jovialidad y sonrisas. Pero no me parece que hayan entendido nada de lo que dijo.

Me pregunto: ¿si ella puede tener eso de lo que ha hablado –y se ve evidentemente- por qué no puedo tenerlo yo también? A este punto viene a mi mente un dicho de San Agustín: «Si ellos, y aquellos, ¿por qué no yo?».
Le doy la mano a Valeria: «¡Quiero hacer como tú, ayúdame!». Nos despedimos y nos damos cita para el día siguiente.

Empieza así la aventura».

Fuente: Città Nuova online

1 Comment

  • Grazie, Claretta, grazie della tua vita! Le tue parole, allora dette a Valeria, «Voglio fare come te» , le ho detto anch’io dopo un periodo vissuto insieme a te. Con il tuo modo di vivere l’attimo presente, con semplicità e umiltà, facevi capire all’altro che c’è lì tutta una pienenezza di vita!
    Con gratitudine per sempre, Edi

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