¿Por qué estas palabras de Jesús nos son tan queridas y resuenan a menudo en las palabras de vida que elegimos para cada mes?

Quizá porque forman el núcleo del Evangelio. Son las que el Señor nos dirigirá cuando al final nos encontremos delante de Él. Sobre ellas versará el examen más importante de la vida, para el cual podemos prepararnos día a día.

Jesús nos preguntará si hemos dado de comer y de beber a quien estaba hambriento y sediento, si hemos acogido al forastero, si hemos vestido al desnudo, visitado al enfermo y al preso… Se trata de pequeños gestos que, sin embargo, valen la eternidad. Nada es pequeño si se hace por amor, si se lo hacemos a Él.

Pues Jesús no solo se acercó a los pobres y marginados, curó a los enfermos y consoló a los que sufren, sino que los amó con predilección, hasta llamarlos hermanos e identificarse con ellos con una misteriosa solidaridad.

Hoy Jesús sigue estando presente en quien sufre injusticias y violencia, en quien busca trabajo o vive en situación precaria, en quien se ve obligado a salir de su patria a causa de las guerras. ¡Cuántas personas sufren a nuestro alrededor por muchas causas e imploran, aun sin palabras, nuestra ayuda! Son Jesús, que nos pide un amor concreto, capaz de inventar nuevas «obras de misericordia» que respondan a las nuevas necesidades.

Nadie está excluido. Si una persona anciana y enferma es Jesús, ¿cómo no procurarle el alivio necesario? Si le enseño el idioma a un niño inmigrante, se lo enseño a Jesús. Si ayudo a mi madre a limpiar la casa, ayudo a Jesús. Si llevo esperanza a un preso, si consuelo a quien está afligido o perdono a quien me ha herido, me relaciono con Jesús. Y, cada vez, el fruto será no solo dar alegría al otro, sino sentir nosotros mismos una alegría aún mayor. Cuando damos, recibimos, sentimos una plenitud interior, nos sentimos felices porque, aunque no lo sepamos, nos encontramos con Jesús: el otro, como escribió Chiara Lubich, es el arco bajo el que hay que pasar para llegar a Dios.

Así evocaba ella el impacto de esta palabra de vida desde el inicio de su experiencia: «Todo nuestro antiguo modo de concebir y de amar al prójimo se derrumbó. Si Cristo estaba en cierto modo en todos, no podíamos hacer discriminaciones, no podíamos tener preferencias. Se hicieron añicos los conceptos humanos que clasifican a las personas: compatriota o extranjero, viejo o joven, guapo o feo, antipático o simpático, rico o pobre. Cristo estaba detrás de cada uno, Cristo estaba en cada uno. Y cada hermano era realmente “otro Cristo” […].

Al vivir así nos dimos cuenta de que el prójimo era para nosotros el camino para llegar a Dios. Es más, el hermano se nos presentó como un arco bajo el cual era preciso pasar para encontrar a Dios.

Así lo experimentamos ya desde los primeros días. ¡Cuánta unión con Dios sentíamos por la noche, en la oración o en el recogimiento, después de haberlo amado todo el día en los hermanos! Y, ¿quién nos daba ese consuelo, esa unión interior tan nueva, tan celestial, sino Cristo que vivía el “den y se les dará” (Lc 6, 38) de su Evangelio? Lo habíamos amado todo el día en los hermanos y ahora Él nos amaba a nosotros»[1].

Fabio Ciardi

 

 [1] C. Lubich, Escritos espirituales/4, Ciudad Nueva, Madrid 1997, pp. 206-207.

6 Comments

  • É o coração do Evangelho mesmo esta Palavra, e como me impulsionou a viver mais concretamente este mês esta palavra, em minha família estamos vencendo uma batalha com muita fé e união (amor), mas há muitos ao nosso redor que também precisa de uma mão. Estou tentando acolher a todos, até minha mãe que está cuidando da saúde também consegue ajudar o mais necessitado por telefone de casa mesmo, está sendo um refrigério para nossa vida, pois também estamos sendo bem ajudados. Carmen R- Guarapari/ES

  • LA GRAN HERRAMIENTA » PARA VIVIR Y PONER EN PRÁCTICA » PARA PODER CONSEGUIR » EL PODER LLEGAR AL » QUE TODOS SEAMOS UNO «

  • Verdaderamente este evangelio es la médula de todo lo que es el cristianismo, el amor orientado hacia Dios, una manera concreta de amarle en los hermanos.

  • A Palavra de Vida, me ajuda a entender como posso viver concretamente o Evangelho atualmente nos diferentes contextos da minha vida. Obrigado!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *