15173131963_dc28d74f12_bLlamado por la Naturaleza y la Humanidad

Estimulados por las decisiones tomadas por nuestros líderes –por ejemplo recordamos, la institución de la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación (Patriarca Demetrio, 1989), el Evangelical Climate Initiative (2006) y la encíclica Laudato si’ (Papa Francisco, 2015).

Reconociendo la deuda que los pueblos de antigua tradición cristiana hemos contraído con los pobres de la Tierra y las generaciones futuras a causa de la contaminación de la Biósfera, fruto antes que nada de nuestro progreso irresponsable en los últimos siglos.

Conscientes de que la alarma por el cambio climático puede convertirse en una oportunidad de un nuevo desarrollo integral para todos los pueblos.

Nosotros cristianos, abiertos a la contribución de todas las personas de cualquier convicción, nos comprometemos en la oración y en la acción para evitar la destrucción de la naturaleza y una nueva guerra mundial, adhiriendo a los siguientes diez desafíos:

  1. Transformar en proyectos de paz las armas esparcidas a nuestro alrededor, sobre todo las atómicas.
  2. Incrementar la investigación en las ciencias de la Biósfera y sus aplicaciones, para que puedan llegar a ser más seguras.
  3. Clasificar y reciclar los desechos domésticos e industriales.
  4. Intensificar el uso de fuentes de energía renovable.
  5. Realizar programas de reforestación y políticas forestales a todos los niveles (tanto local como internacional).
  6. Potenciar los transportes ecológicos, como los vehículos eléctricos y de hidrógeno, y el uso del transporte público local.
  7. Destinar cada vez más los hidrocarburos a la producción de sustancias y materiales útiles a la humanidad, en vez de usarlos para la combustión.
  8. Evitar el desperdicio de bienes preciosos comunes como el agua y los alimentos, asegurando una distribución más equitativa de los mismos.
  9. Respetar a los demás seres vivientes, reconociendo que cada cosa está en relación con el planeta.
  10. Transformar nuestras casas, nuestros barrios y nuestras ciudades, de manera que vuelvan a ser lugares caracterizados por la belleza, la armonía y la fraternidad.

¿Cómo?

  • Apoyando la posición asumida por nuestros líderes y promoviendo leyes que estén en sintonía con aquella, como el Convenio de París.
  • Promoviendo iniciativas según la “Regla de Oro” y sosteniendo las iniciativas de los demás, de cualquier convicción ellos
  • Pidiendo consejos a nuestras comunidades y cooperando con ellas para promover acciones en pos de salvaguardar la naturaleza y la humanidad.

Podemos alcanzar estos objetivos si empezamos ya, antes de que sea demasiado tarde. En especial, podremos contribuir a que los gases de efecto invernadero no superen valores peligrosos, como está previsto en el Convenio de París y como recomienda la comunidad científica».

 

EcoOne (www.ecoone.org/)
Civilización del amor (www.civiltadellamore.org/)

 

No comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *