emmaus gen« He visto con cuánto empeño se han preparado y esto me da una grandísima alegría, una gran tranquilidad para el futuro del Movimiento, porque he visto que han tomado en serio la consigna de Chiara (Lubich) que pasa la Obra a la segunda generación, […] con el mismo empuje» de los inicios del Movimiento.

A las numerosas preguntas que los jóvenes le han dirigido sobre el punto de la espiritualidad de la unidad que se profundizará este año, Jesús abandonado, María Voce explica:
« Dios mandó a su Hijo para restablecer estas relaciones (de unidad entre Dios y la humanidad y entre los seres humanos), es decir, para realizar una obra grandiosa». Y para actuar esto «Jesús no eligió venir con una armada […], sino que eligió un medio que quizás no se comprende enseguida: eligió como medio la cruz. Pero la cruz, que para Jesús quería decir: amor hasta el final, el amor más grande, asumir todos los dolores de la Humanidad, todos los sufrimientos, todas las humillaciones, ¡justamente, por amor! Y en el momento en el que lo hizo, Jesús realizó la nueva creación, creó esta nueva unidad, redimió a la Humanidad, es decir que restableció esa unidad que la Humanidad había perdido con Dios y los hombres habían perdido entre ellos, por tanto realizó la obra más grande».

« Por consiguiente, Jesús Abandonado en ese momento es verdaderamente ¡el Rey victorioso! No es solamente aquél que sufre; aunque sí, el sufrimiento fue el medio que Él eligió, para demostrar con ese sufrimiento el amor más grande, para dar testimonio ante los hombres de cuánto los amaba el Padre, y de cuánto Él estaba dispuesto a sufrir por amor del Padre y de ellos.
Ahora Jesús Abandonado se presenta ante nosotros y nos dice lo mismo: «¿Quieren testimoniar a todo el mundo, a todos los hombres el amor de Dios?» Usen mi mismo medio, asuman los sufrimientos, los dolores, las dudas, las angustias que atraviesan la Humanidad» creando «cada vez más vínculos que harán de la familia humana una verdadera familia de Hijos de Dios unidos entre ellos y unidos con el Padre».

Y con respecto a las preguntas de los jóvenes acerca de su futuro, María Voce responde: «¡Sean generosos con Dios! Si ustedes sienten verdaderamente que Dios los llama de alguna manera, que les dice una palabrita en el fondo del corazón, no presten atención a nada más, tengan en cuenta únicamente esta voz y respóndanle: Sí. […]  Después Él los llevará a donde Él quiera», para realizar sobre cada uno «un plan de amor que les procurará la mayor felicidad. ¡Les deseo esto de todo corazón!».

Gustavo Clariá

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