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La Cartiera, ex fábrica de la periferia de Turín, en el norte de Italia, desde hace varios años, gracias a un trabajo de modernización, no tiene más el aspecto de una estructura abandonada. En este lugar se produjo un vendaval de aire fresco y vital, gracias al “Torino Summer Campus”, organizado por los Jóvenes por un Mundo Unido, desde el 28 de julio al 6 de agosto. Una experiencia, en su primera edición, que nació para colocar la periferia en el centro, donde se alternaron momentos de formación y de actividad. El punto fuerte fue la participación de los niños de la zona, de nacionalidades y culturas diversas, que junto con los jóvenes del Campus realizaron, con simplicidad y diversión, un recital, fruto del compromiso y de la colaboración experimentados durante los talleres artísticos (pintura-reciclado, música, teatro, danza, canto). Una riqueza de talentos que valorizó las diversidades culturales presentes en el barrio, consideradas no como un factor de discriminación social, sino de diálogo y comunión. Inclusive los temas tratados durante los momentos formativos fueron punto de reflexión que interpelaron a los jóvenes a ser ciudadanos activos, abriendo debates sobre el diálogo intercultural, sobre el objetivo por el cual vivimos, sobre la ingeniería “green”.

En Roma el “Summer Campus 2018” tuvo como consigna el compromiso y la diversión. Las actividades propuestas en el barrio donde se encuentra el Corviale – un edificio tan largo como un quilómetro, conocido como el “Serpentone” – fueron de varios tipos: talleres de música, murales y trabajos en arcilla para los niños; y debates sobre temas de actualidad, con la participación de expertos, para reflexionar sobre noticias y desafíos de la vida cotidiana: las periferias, la legalidad organizada “desde el bajo”, la acogida a los emigrantes desde un punto de vista social y jurídico, la participación en la vida política, la inutilidad de la guerra y la manipulación mediática, origen y causa de nuevos conflictos.

Además de las diversas asociaciones del barrio, también algunas de las 8 mil familias que viven en el “Serpentone” abrieron las puertas de su casa y contaron sus historias de dolor y esperanza. Lo que a primera vista, parece un gran e imponente edificio, del cual a primera vista no se ve donde termina, semejante a una colmena de casas y ventanas todas iguales, desde adentro no da miedo: es lo que probaron los jóvenes del Campus, gracias al encuentro con personas, rostros e historias que les permitió ir más allá de las fronteras y los prejuicios, y sobre todo más allá del muro de cemento que cada uno lleva dentro. Los jóvenes del campus, los niños y las familias del Corviale trabajaron juntos en la preparación de la fiesta conclusiva en la parroquia del barrio. Una ocasión para mostrar el fruto de los talleres, pero también para construir una red entre las realidades, amenudo distantes del territorio y redescubrir un sentido de la comunidad y la familia.

El “camino sedentario” de este campus se concluyó el 11 y 12 de agosto en el “Circo Massimo” de Roma, con el encuentro de más de 70 mil jóvenes peregrinos, procedentes de toda Italia, con el Papa Francisco, por lo tanto en la Plaza de San Pedro, con la Misa y el Ángelus. El Papa invitó a cada uno a que no sean “jóvenes del sofá” , a no aspirar a la tranquilidad, sino que se arriesguen para perseguir con valor sus propios sueños. Las experiencias vividas en la periferia de Turín y de Roma son un motor que empujó a cada participante de los campus a mover los primeros pasos en el camino, comprometedor pero necesario, para realizar sus propios sueños.

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