El carisma de la unidad es  por su naturaleza y definición “colectivo”, es decir comunitario. La espiritualidad que lo anima empuja a cada persona que la vive a ir hacia Dios no en forma solitaria, sino con los demás, con los otros.

“Es el mismo espíritu del Movimiento el que exige medios de comunicación. Y esto por el hecho de que en éste se vive y se propone una espiritualidad no sólo personal, sino comunitaria, colectiva”. Chiara Lubich pronunció estas palabras el 5 de enero de 1997, cuando recibió el doctorado honoris causa en Comunicación Social por parte de la Universidad de Bangkok. En dicha sede, ella afirmó la importancia de aprovechar para Dios de la mejor forma posible los medios de comunicación, precisamente porque los miembros del Movimiento, por su llamado a la unidad, advierten la profunda exigencia de sentirse fuertemente unidos.

Precisamente como en una familia, donde cada componente participa, por amor, de la vida del otro, así en el Movimiento siempre se trató de componer esta familia, usando, precisamente, todos los medios. “Las noticias de los hermanos son un potentísimo cemento de unión” –escribió Chiara Lubich-. “Si faltara la circulación de las noticias, decrecería la vida espiritual. De hecho, las noticias son un elemento de estímulo recíproco y de mutua edificación”.

Son conocidas las numerosas “cartitas” que en los primeros tiempos Chiara Lubich utilizaba para comunicarse con las distintas personas de la comunidad del Movimiento, buscando una unidad en tiempo real con quienes acogían esta nueva espiritualidad.

Otro medio de comunicación del que los Focolares se sirvieron enseguida fue de una hojita que contenía una explicación espiritual y teológica de una frase del Evangelio: era la Palabra de vida, que hoy se traduce en 86 idiomas y lenguas para llegar a millones de personas en todo el mundo mediante la prensa, la radio, la televisión e internet.

En 1952 llegó el primer magnetófono y tiempo después la primera cámara de vídeo. El deseo de compartir todo, de hacer llegar el ideal de la unidad hasta los últimos confines de la tierra, se convirtió en una prioridad absoluta: los focolarinos tomaron de ello conciencia también  durante la Mariápolis de 1956: en esa ocasión nació la idea de hacer un periódico que mantuviera unidos a quienes habían adherido al Movimiento, y que consecuentemente fuese también la voz pública de la nueva espiritualidad. El primero número, reproducido con un mimeógrafo de alcohol, imprimió sesenta copias, mientras que para el segundo se sacaron 160. Hoy en día Ciudad Nueva cuenta con 34 ediciones en 22 idiomas, impresas en todo el mundo.

En 1959, con la publicación del primer volumen de Chiara Lubich, Meditaciones, nació la casa editorial unida a la revista. Seguidamente aparecieron otras publicaciones, dedicadas a las varias ramificaciones del Movimiento, centros audiovisuales, sitos internet.

En1980 se empezaron a realizar periódicamente conferencias telefónicas, que todavía hoy conectan cada dos meses, a través de internet, distintas capitales de los cinco continentes, para poner al día a todas las comunidades del mundo sobre los últimos acontecimientos: son momentos de profunda unidad, donde la familia esparcida en todo el planeta comparte alegrías, dolores y el compromiso en el ideal común.

Las grandes manifestaciones promovidas por el Movimiento –como los Genfest o los Familyfest- son transmitidos vía satélite alcanzando miles de personas en todo el mundo.