Diario desde Siria / 35

 
Retomamos los diarios desde Siria después de dos semanas de silencio. Nuestros amigos han estado ocupados en llevar ayudas y apoyo a la población local y no ha sido posible mantener la conexión. Les dejamos la palabra.

Estamos bien, pero sufriendo enormemente por cómo está evolucionando la situación hacia un desastre cada vez más sombrío, en el que es difícil vislumbrar ninguna salida. Seguimos esperando la “sorpresa” de Dios: la paz.

La situación externa es siempre más tensa: bombardeos, aviones que no cesan (esperando que no sean de Israel). La carretera que conduce al aeropuerto está cerrada por los combates. Lo que de verdad atormenta es la mentira, las falsedades que el poder utiliza para desencadenar infames guerras, difíciles de descifrar, donde la información a Occidente es parcial, se pone de una parte sin mirar a la barbarie general de la que todos son responsables: oposición y gobierno. Este es el shock constante: la falsedad. Se definen planes estratégicos de cambio y nuevas organizaciones gubernativas sin mirar la sangre que no deja de correr.

Los viajes, sobretodo entre Alepo y Homs son muy peligrosos y sólo quien debe hacerlo por necesidad se aventura en ellos corriendo serios riesgos. Durante dos días un autobús que iba desde Alepo a Marmarita (en las colinas entre Homs y la costa donde hay muchísimos refugiados) ha sido secuestrado con todos los pasajeros. Los han liberado excepto al conductor. Hay un miedo permanente en casi todo el país a los secuestros: episodios que te dejan perplejo si pensamos en la seguridad de la que gozábamos hasta hace dos años.

Los alimentos y los artículos de primera necesidad están subiendo de precio a ritmo vertiginoso. La preocupación de muchos es tener qué comer por lo que se ahorra en todo el resto, la carne y los lácteos son un lujo. ¿Valía la pena desencadenar esta guerra? Una señora sunita, opositora al régimen nos ha dicho lapidariamente: “Si hubiéramos sabido las consecuencias, jamás habríamos dado nuestro apoyo. Nos han utilizado”. Y no es la única que lo piensa.

A las 21 en la TV libanesa Manar han transmitido la entrevista al presidente Assad, en conexión con otros canales sirios. Una periodista lo interroga sobre las estrategias adoptadas por su gobierno. La actitud de Assad es segura, y sus respuestas lógicas y respetuosas.

«¿Por qué habéis pasado de la defensa al ataque?» pregunta la periodista. «Ha cambiado el equilibrio en la balanza de los enfrentamientos: muchos rebeldes se han retirado, han dejado de sostener económicamente a los terroristas y han vuelto a la vida normal. Esto nos hace presagiar debilidad » es la conclusión del presidente.

«¿Estáis seguros de ganar?». Assad responde que si no lo estuvieran no habrían resistido durante dos años y medio una guerra casi mundial contra Siria.

Respecto a la conferencia de paz en Ginebra, confirma que «en principio» el gobierno participará. La periodista insiste en ese «en principio» y el presidente precisa que será necesario antes ver que condiciones pondrán «los demás» y si estas propuestas van en contra del pueblo del que el gobierno sirio es el legítimo representante también en Ginebra. La intención de Assad es someter al pueblo las decisiones a tomar.

Después de Ginebra, continua Assad «nosotros volveremos a nuestro país, a nuestras casas», el resto de invitados sin embargo «volverán a sus ministerios de Asuntos Exteriores de países que apoyan a la oposición o se encerrarán en los centros de los respectivos servicios secretos».

“Y si le piden que se vaya en veinte días como ya se ha dicho, ofreciéndole la posibilidad de salir del pais con quinientas personas de su séquito?” Ríe, y después repite que es el representante del pueblo y que será el pueblo quien decida. Un pueblo que mientras tanto sigue muriendo.

Por Maddalena Maltese
Fuente: Città Nuova

Diario 34

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